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EL MENSAJE DE FÁTIMA |
EL MENSAJE DE FÁTIMA CONGREGACIÓN PARA 26 DE JUNIO DEL 2000 PRESENTACIÓN En el tránsito del segundo al tercer milenio, Juan Pablo
II ha decidido hacer público el texto de la tercera parte del " secreto
de Fátima ". Tras los dramáticos y crueles acontecimientos del siglo
XX, uno de los más cruciales en la historia del hombre, culminado con el
cruento atentado al " dulce Cristo en la Tierra ", se abre así un
velo sobre una realidad, que hace historia y la interpreta en profundidad,
según una dimensión espiritual a la que la mentalidad actual, frecuentemente
impregnada de racionalismo, es refractaria. Apariciones y signos sobrenaturales salpican la historia,
entran en el vivo de los acontecimientos humanos y acompañan el camino del
mundo, sorprendiendo a creyentes y no creyentes. Estas manifestaciones, que
no pueden contradecir el contenido de la fe, deben confluir hacia el objeto
central del anuncio de Cristo: el amor del Padre que suscita en los hombres
la conversión y da la gracia para abandonarse a Él con devoción filial. Éste
es también el mensaje de Fátima que, con un angustioso llamamiento a la
conversión y a la penitencia, impulsa en realidad hacia el corazón del
Evangelio. Fátima es sin duda la más profética de las apariciones
modernas. La primera y la segunda parte del " secreto " --que se
publican por este orden por integridad de la documentación-- se refieren
sobre todo a la aterradora visión del infierno, la devoción al Corazón
Inmaculado de María, la segunda guerra mundial y la previsión de los daños
ingentes que Rusia, en su defección de la fe cristiana y en la adhesión al
totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad. Nadie en 1917 podía haber imaginado todo esto: los tres pastorinhos de Fátima ven, escuchan, memorizan, y Lucía,
la testigo que ha sobrevivido, lo pone por escrito en el momento en que
recibe la orden del Obispo de Leiria y el permiso
de Nuestra Señora. Por lo que se refiere la descripción de las dos primeras
partes del " secreto ", por lo demás ya publicado y por tanto conocido,
se ha elegido el texto escrito por Sor Lucía en la tercera memoria del 31 de
agosto de 1941; después añade alguna anotación en la cuarta memoria del 8 de
diciembre de 1941. La tercera parte del " secreto " fue escrita
" por orden de Su Excelencia el Obispo de Leiria
y de Existe un único manuscrito, que se aquí se reproduce en
facsímile. El sobre lacrado estuvo guardado primero por el Obispo de Leiria. Para tutelar mejor el " secreto ", el 4
de abril de 1957 el sobre fue entregado al Archivo Secreto del Santo Oficio.
Sor Lucía fue informada de ello por el Obispo de Leiria.
Según los apuntes del Archivo, el 17 de agosto de 1959, el
Comisario del Santo Oficio, Padre Pierre Paul Philippe,
O.P., de acuerdo con el Emmo. Card.
Alfredo Ottaviani, llevó el sobre que contenía la
tercera parte del " secreto de Fátima " a Juan XXIII. Su Santidad,
" después de algunos titubeos ", dijo: " Esperemos. Rezaré. Le
haré saber lo que decida ". (1) En realidad, el Papa Juan XXIII decidió devolver el sobre
lacrado al Santo Oficio y no revelar la tercera parte del " secreto ". Pablo VI leyó el contenido con el Sustituto, S. E. Mons. Angelo Dell'Acqua, el 27 de
marzo de 1965 y devolvió el sobre al Archivo del Santo Oficio, con la
decisión de no publicar el texto. Juan Pablo II, por su parte, pidió el sobre con la tercera
parte del " secreto " después del atentado del 13 de mayo de
1981.S. E. Card.Franjo Seper,
Prefecto de la Congregación, entregó el 18 de julio de Como es sabido, el Papa Juan Pablo II pensó inmediatamente
en la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María y compuso él
mismo una oración para lo que definió " Acto de consagración ", que
se celebraría en la Basílica de Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981,
solemnidad de Pentecostés, día elegido para recordar el 1600deg. aniversario del primer Concilio Constantinopolitano y el
1550deg. aniversario del Concilio de Éfeso. Estando
ausente el Papa por fuerza mayor, se transmitió su alocución grabada. Citamos
el texto que se refiere exactamente al acto de consagración:' " Madre de los hombres y de los pueblos, Tú conoces
todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las
luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al
mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu
Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que
más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú
esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia
humana a la que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para
todos el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la
justicia y de la esperanza ". (3) Pero el Santo Padre, para responder más plenamente a las
peticiones de " Nuestra Señora ", quiso explicitar durante el Año Santo
de la Redención el acto de consagración del 7 de junio de 1981, repetido en
Fátima el 13 de mayo de 1982. Al recordar el fiat pronunciado por María en el
momento de la Anunciación, en la plaza de San Pedro el 25 de marzo de 1984,
en unión espiritual con todos los Obispos del mundo, precedentemente "
convocados ", el Papa consagra a todos los hombres y pueblos al Corazón
Inmaculado de María, en un tono que evoca las angustiadas palabras
pronunciadas en 1981. " Y por eso, oh Madre de los hombres y de los
pueblos, Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes
maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito que,
movidos por el Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón: abraza con
amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro, que te
confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna
de los hombres y de los pueblos. De modo especial confiamos y consagramos a aquellos
hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega
y de esta consagración. ¡"Nos acogemos a tu protección, Santa Madre de
Dios"! ¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras
necesidades! ". Acto seguido, el Papa continúa con mayor fuerza y con
referencias más concretas, comentando casi el triste cumplimiento del Mensaje
de Fátima: " He aquí que, encontrándonos hoy ante ti, Madre de
Cristo, ante tu Corazón Inmaculado, deseamos, junto con toda la Iglesia,
unirnos a la consagración que, por amor nuestro, tu Hijo hizo de sí mismo al
Padre cuando dijo: "Yo por ellos me santifico, para que ellos sean
santificados en la verdad" (Jn 17, 19). Queremos unirnos a nuestro
Redentor en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual, en su
Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y de procurar la
reparación. El poder de esta consagración dura por siempre, abarca a
todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el espíritu
de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su
historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo. ¡Oh, cuán profundamente sentimos la necesidad de
consagración para la humanidad y para el mundo: para nuestro mundo
contemporáneo, en unión con Cristo mismo! En efecto, la obra redentora de
Cristo debe ser participada por el mundo a través de la Iglesia. Lo manifiesta el presente Año de la Redención, el Jubileo
extraordinario de toda la Iglesia. En este Año Santo, bendita seas por encima de todas las creaturas, tú, Sierva del Señor, que de la manera más
plena obedeciste a la llamada divina. Te saludamos a ti, que estás totalmente unida a la
consagración redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los
caminos de la fe, de la esperanza y de Al encomendarte, oh Madre, el mundo, todos los hombres y
pueblos, te confiamos también la misma consagración del mundo, poniéndola en
tu corazón maternal. ¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal,
que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que
con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la
impresión de cerrar el camino hacia el futuro. ¡Del hambre y de la guerra, líbranos! ¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable
y de todo tipo de guerra, líbranos! ¡De los pecados contra la vida del hombre desde su primer
instante, líbranos! ¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos
de Dios, líbranos! ¡De toda clase de injusticias en la vida social, nacional
e internacional, líbranos! ¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios,
líbranos! ¡De la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la
verdad misma de Dios, líbranos! ¡Del extravío de la conciencia del bien y del mal,
líbranos! ¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!,
¡líbranos! Acoge, oh Madre de Cristo, este grito lleno de sufrimiento
de todos los hombres. Lleno del sufrimiento de sociedades enteras. Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo
pecado, el pecado del hombre y el " pecado del mundo ", el pecado
en todas sus manifestaciones. Aparezca, una vez más, en la historia del mundo el
infinito poder salvador de la Redención: poder del Amor misericordioso. Que
éste detenga el mal. Que transforme las conciencias. Que en tu Corazón
Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza". (4) Sor Lucía confirmó
personalmente que este acto solemne y universal de consagración correspondía
a los deseos de Nuestra Señora (" Sim, està feita, tal como Nossa Senhora a pediu, desde o dia 25 de Março de 1984 ":
" Sí, desde el 25 de marzo de En la documentación que se ofrece, a los manuscritos de
Sor Lucía se añaden otros cuatro textos: 1) la carta del Santo Padre a Sor
Lucía, del 19 de abril del 2000; 2) una descripción del coloquio tenido con
Sor Lucía el 27 de abril del 2000; 3) la comunicación leída por encargo del
Santo Padre en Fátima el 13 de mayo actual por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de
Estado; 4) el comentario teológico de Su Eminencia el Card.
Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para
la Doctrina de la Fe. Una indicación para la interpretación de la tercera parte
del " secreto " la había ya insinuado Sor Lucía en una carta al
Santo Padre del 12 de mayo de 1982. En ella se dice: " La tercera parte del secreto se
refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no [Rusia] diseminará sus
errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a La tercera parte es una revelación simbólica, que se
refiere a esta parte del Mensaje, condicionado al hecho de que aceptemos o no
lo que el mismo Mensaje pide: "si aceptaren mis peticiones, la Rusia se
convertirá y tendrán paz; si no, diseminará sus errores por el mundo,
etc.". Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este
llamamiento del Mensaje, constatamos que se ha cumplido, Rusia ha invadido el
mundo con sus errores. Y, aunque no constatamos aún la consumación completa
del final de esta profecía, vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella
a grandes pasos. Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la
venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de
inmoralidad y de violencia, etc. Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al
contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos
advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que
nos ha dado; por eso los hombres son responsables ".
(5) La decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública
la tercera parte del " secreto " de Fátima cierra una página de
historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad,
pero impregnada del amor misericordioso de Dios y de la atenta premura de la
Madre de Jesús y de la Iglesia. La acción de Dios, Señor de la Historia, y la
corresponsabilidad del hombre en su dramática y fecunda libertad, son los dos
goznes sobre los que se construye la historia de la humanidad. La Virgen que se apareció en Fátima nos llama la atención
sobre estos dos valores olvidados, sobre este porvenir del hombre en Dios,
del que somos parte activa y responsable. Tarcisio Bertone,
SDB Arzobispo emérito de Vercelli Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe EL " SECRETO " DE FÁTIMA PRIMERA Y SEGUNDA PARTE DEL " SECRETO " EN (Traducción) (6) Tendré que hablar algo del secreto, y responder al primer
punto interrogativo. ¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya
tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la tierra me han
autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva
una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves,
aquella en que me manda escribir al Santo Padre. Uno de los puntos que me
indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar
más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a
Dios la oportunidad de un momento más favorable. Pues bien; ya expuse en el segundo escrito, la duda que,
desde el 13 de junio al 13 de julio, me atormentó; y cómo en esta aparición
todo se desvaneció. Ahora bien, el secreto consta de tres partes distintas, de
las cuales voy a revelar dos. Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía
estar debajo de Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra
Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de
llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que
hubiésemos muerto de susto y pavor. Inmediatamente levantamos los ojos hacia Nuestra Señora
que nos dijo con bondad y tristeza: -- Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres
pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a
mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas
almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de
ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis
una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que
Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra,
del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para
impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y
la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos,
Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo,
promoviendo guerras y persecuciones a TERCERA PARTE DEL " SECRETO " (Traducción) (8) " J.M.J. Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917
en la Cueva de Iria-Fátima. Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por
medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria
y de Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto
al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una
espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía
iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que
Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel
señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia,
Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: " algo
semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él "
a un Obispo vestido de Blanco " hemos tenido el presentimiento de que
fuera el Santo Padre ". También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos
y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz
de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo
Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y
medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando
por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la
cima del monte, postrado de rodillas a los pies de Tuy-3-1- Notas 1. Del diario de Juan XXIII, 17 agosto 1959: "
Audiencias: P. Philippe, Comisario del S.O. que me trae la carta que contiene la tercera parte
de los secretos de Fátima. Me reservo leerla con mi Confesor
". [Regresar] 2. Se puede recordar el comentario que hizo el Santo Padre
en 3. Radiomensaje durante el Rito en la Basílica de Santa
María 4. En 5. [Regresar] 6. En la " cuarta memoria ", del 8 de diciembre
de 1941, Sor Lucía escribe: " Comienzo, pues, mi nuevo trabajo y
cumpliré las órdenes de V. E. Rvma. y los deseos del sr. Dr. Galamba.
Exceptuando la parte del secreto que, por ahora, no me es permitido revelar,
diré todo. Advertidamente no dejaré nada. Supongo que se me podrán quedar en
el tintero sólo unos pocos detalles de mínima importancia
". [Regresar] 7. En la citada " cuarta memoria ", Sor Lucía
añade: " En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe, etc... ". [Regresar] 8. En la traducción se ha respetado el texto original
incluso en las imprecisiones de puntuación que, por otra parte, no impiden la
comprensión de lo que la vidente ha querido decir. [Regresar] INTERPRETACIÓN DEL " SECRETO " CARTA DE JUAN PABLO II A SOR LUCÍA (Traducción) Reverenda Sor María Lucía Convento de Coimbra En el júbilo de las fiestas pascuales, le presento el
augurio de Cristo Resucitado a sus discípulos: " ¡la paz esté contigo! " Tendré el gusto de poder encontrarme con Usted en el tan
esperado día de la beatificación de Francisco y Jacinta que, si Dios quiere,
beatificaré el próximo 13 de mayo. Sin embargo, teniendo en cuenta que ese día no habrá
tiempo para un coloquio, sino sólo para un breve saludo, he encargado ex
profeso a Su Excelencia Monseñor Tarcisio Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, que vaya a hablar con Usted. Se trata de la Congregación que
colabora más estrechamente con el Papa para la defensa de la fe católica y
que ha conservado desde 1957, como Usted sabe, su carta manuscrita que
contiene la tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la
Cueva de Iria, Fátima. Monseñor Bertone, acompañado del
Obispo de Leiria, su Excelencia Monseñor Serafim de Sousa Ferreira e
Silva, va en mi nombre para hacerle algunas preguntas sobre la interpretación
de la " tercera parte del secreto ". Reverenda Sor Lucía, puede hablar abierta y sinceramente a
Monseñor Bertone, que me referirá sus respuestas
directamente a mí. Ruego ardientemente a la Madre del Resucitado por Usted,
por la Comunidad de Coimbra y por toda la Iglesia. María, Madre de la humanidad peregrina, nos mantenga
siempre estrechamente unidos a Jesús, su amado Hijo y Hermano nuestro, Señor
de la vida y de la gloria. Con una especial Bendición Apostólica. JUAN PABLO II Vaticano, 19 de abril de 2000. COLOQUIO CON SOR MARÍA LUCÍA DE JESÚS Y DEL INMACULADO
CORAZÓN La cita de Sor Lucía con Su Excia.
Mons. Tarcisio Bertone,
Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado por el
Santo Padre, y de Su Excia. Mons. Serafim de Sousa Ferreira e Silva,
Obispo de Leiria-Fátima, tuvo lugar el pasado
jueves 27 de abril en el Carmelo de Santa Teresa de Coimbra. Sor Lucía estaba lúcida y serena; estaba muy contenta del
viaje del Papa a Fátima para la beatificación, que ella tanto esperaba, de
Francisco y Jacinta. El Obispo de Leiria-Fátima leyó
la carta autógrafa del Santo Padre que explicaba los motivos de Llegados a este punto, Su Excia.
Mons. Tarcisio Bertone le
presentó dos sobres, uno externo y otro dentro con la carta que contenía la
tercera parte del " secreto " de Fátima, y ella dijo
inmediatamente, tocándola con los dedos: " es mi carta "; y
después, leyéndola: " es mi letra ". Con la ayuda del Obispo de Leiria-Fátima,
se leyó e interpretó el texto original, que está en portugués. Sor Lucía
estuvo de acuerdo en la interpretación según la cual la tercera parte del
secreto consiste en una visión profética comparable a las de la historia
sagrada. Reiteró su convicción de que la visión de Fátima se refiere sobre
todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y
describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX. A la pregunta: " El personaje principal de la visión,
¿es el Papa? ", Sor Lucía respondió de inmediato que sí y recuerda que
los tres pastorcitos estaban muy apenados por el sufrimiento del Papa y
Jacinta repetía: " Coitandinho do Santo Padre,
tenho muita pena dos peccadores! " ("
¡Pobrecito el Santo Padre, me da mucha pena de los pecadores! "). Sor
Lucía continúa: " Nosotros no sabíamos el nombre del Papa, la Señora no
nos ha dicho el nombre del Papa, no sabíamos si era Benedicto XV o Pío XII o
Pablo VI o Juan Pablo II, pero era el Papa que sufría y nos hacía sufrir
también a nosotros ". Por lo que se refiere al pasaje sobre el obispo vestido de
blanco, esto es, el Santo Padre --como se dieron cuenta inmediatamente los
pastorcitos durante la "visión"--, que es herido de muerte y cae
por tierra, Sor Lucía está completamente de acuerdo con la afirmación del
Papa: " una mano materna guió la trayectoria de la bala, y el Papa
agonizante se detuvo en el umbral de la muerte " (Juan Pablo II,
Meditación desde el Policlínico Gemelli a los
Obispos italianos, 13 de mayo de 1994). Puesto que Sor Lucía, antes de entregar al entonces Obispo
de Leiria-Fátima el sobre lacrado que contenía la
tercera parte del " secreto ", había escrito en el sobre exterior
que sólo podía ser abierto después de 1960, por el Patriarca de Lisboa o por
el Obispo de Leiria, Su Excia.
Mons. Bertone le preguntó: " ¿por qué la fecha
tope de 1960? ¿Ha sido la Virgen quien ha indicado esa fecha? Sor Lucía
respondió: " no ha sido la Señora, sino yo la que ha puesto la fecha de
1960, porque según mi intuición, antes de 1960 no se hubiera entendido, se
habría comprendido sólo después. Ahora se puede entender mejor. Yo he escrito
lo que he visto, no me corresponde a mí la interpretación, sino al Papa ". Finalmente, se mencionó el manuscrito no publicado que Sor
Lucía ha preparado como respuesta a tantas cartas de devotos de la Virgen y
de peregrinos. La obra lleva el título " Os apelos
da Mensagen da Fatima " y recoge pensamientos
y reflexiones que expresan sus sentimientos y su límpida y simple
espiritualidad, en clave catequética y parenética. Se le preguntó si le
gustaría que la publicaran, y ha respondido: " Si el Santo Padre está de
acuerdo, me encantaría, si no, obedezco a lo que decida el Santo Padre ". Sor Lucía desea someter el texto a la
aprobación de la Autoridad eclesiástica, y tiene la esperanza de poder
contribuir con su escrito a guiar a los hombres y mujeres de buena voluntad
por el camino que conduce a Dios, última meta de toda esperanza humana. El coloquio se concluyó con un intercambio de rosarios: a
Sor Lucía se le dio el que le había regalado el Santo Padre y ella, a su vez,
entrega algunos rosarios confeccionados por ella personalmente. La bendición impartida en nombre del Santo Padre concluyó
el encuentro COMUNICADO DE SU EMINENCIA EL CARD. ANGELO SODANO
SECRETARIO DE ESTADO DE SU SANTIDAD Al final de Hermanos y hermanas en el Señor: Al concluir esta solemne celebración, siento el deber de
presentar a nuestro amado Santo Padre Juan Pablo II la felicitación más
cordial, en nombre de todos los presentes, por su próximo 80deg. cumpleaños, agradeciéndole su valioso ministerio pastoral
en favor de toda En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo
Pontífice me ha encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su
venida a Fátima ha sido la beatificación de los dos "pastorinhos".
Sin embargo, quiere atribuir también a esta peregrinación suya el valor de un
renovado gesto de gratitud hacia la Virgen por la protección que le ha
dispensado durante estos años de pontificado. Es una protección que parece
que guarde relación también con la llamada "tercera parte" del
secreto de Fátima. Este texto es una visión profética comparable a la de La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha
de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el
inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo
milenio. Es un interminable Via Crucis dirigido por
los Papas del Siglo XX. Según la interpretación de los pastorinhos,
interpretación confirmada recientemente por Sor Lucia, el " Obispo
vestido de blanco " que ora por todos los fieles es el Papa. También él,
caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados
(obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a
tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego. Después del atentado del 13 de mayo de Los sucesivos acontecimiento del
año 1989 han llevado, tanto en Para permitir que los fieles reciban mejor el mensaje de
la Virgen de Fátima, el Papa ha confiado a la Congregación para la Doctrina
de la Fe la tarea de hacer pública la tercera parte del " secreto
", después de haber preparado un oportuno comentario. Hermanos y hermanas, agradecemos a la Virgen de Fátima su
protección. A su materna intercesión confiamos la Iglesia del Tercer Milenio.
Sub tuum praesidium
confugimus, Santa Dei Genetrix! Intercede pro Ecclesia.
Intercede pro Papa nostro Ioanne
Paulo II. Amen. Fátima, 13 de mayo de 2000. COMENTARIO TEOLÓGICO Quien lee con atención el texto del llamado tercer
"secreto" de Fátima, que tras largo tiempo, por voluntad del Santo
Padre, viene publicado aquí en su integridad, tal vez quedará desilusionado o
asombrado después de todas las especulaciones que se han hecho. No se revela
ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. Vemos a la Iglesia
de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una
escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar. ¿Es esto lo
que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en
un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del
nuevo milenio? O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de
unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez
estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo? ¿Cómo debemos
entender la visión, qué hay que pensar de la misma? Revelación pública y revelaciones privadas -- su lugar
teológico Antes de iniciar un intento de interpretación, cuyas
líneas esenciales se pueden encontrar en la comunicación que el Cardenal Sodano pronunció el 13 de mayo de este año al final de la
celebración eucarística presidida por el Santo Padre en Fátima, es necesario
hacer algunas aclaraciones de fondo sobre el modo en que, según la doctrina
de la Iglesia, deben ser comprendidos dentro de la vida de fe fenómenos como
el de Fátima. La doctrina de la Iglesia distingue entre la " revelación
pública " y las " revelaciones privadas ".
Entre estas dos realidades hay una diferencia, no sólo de grado, sino de
esencia. El término " revelación pública " designa la acción
reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su
expresión literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo
Testamento. Se llama " revelación " porque en ella Dios se ha dado
a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo
hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por medio del
Hijo encarnado, Jesucristo. No se trata, pues, de comunicaciones
intelectuales, sino de un proceso vital, en el cual Dios se acerca al hombre;
naturalmente en este proceso se manifiestan también contenidos que tienen que
ver con la inteligencia y con la comprensión del misterio de Dios. El proceso
atañe al hombre total y, por tanto, también a la razón, aunque no sólo a
ella. Puesto que Dios es uno solo, también es única la historia que él
comparte con la humanidad; vale para todos los tiempos y encuentra su cumplimiento
con la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. En Cristo Dios ha
dicho todo, es decir, se ha manifestado así mismo y, por lo tanto, la
revelación ha concluido con la realización del misterio de Cristo que ha
encontrado su expresión en el Nuevo Testamento. El Catecismo de El hecho de que la única revelación de Dios dirigida a
todos los pueblos se haya concluido con Cristo y en el testimonio sobre Él
recogido en los libros del Nuevo Testamento, vincula a la Iglesia con el
acontecimiento único de la historia sagrada y de la palabra de la Biblia, que
garantiza e interpreta este acontecimiento, pero no significa que la Iglesia
ahora sólo pueda mirar al pasado y esté así condenada a una estéril
repetición. El Catecismo de En este contexto es posible entender correctamente el
concepto de " revelación privada ", que se refiere a todas las
visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo
Testamento; es ésta la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje
de Fátima. Escuchemos aún a este respecto antes de nada el Catecismo de 1. La autoridad de las revelaciones privadas es
esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe;
en efecto, en ella, a través de palabras humanas y de la mediación de la
comunidad viviente de la Iglesia, Dios mismo nos habla. La fe en Dios y en su
Palabra se distingue de cualquier otra fe, confianza u opinión humana. La
certeza de que Dios habla me da la seguridad de que encuentro la verdad misma
y, de ese modo, una certeza que no puede darse en ninguna otra forma humana
de conocimiento. Es la certeza sobre la cual edifico mi vida y a la cual me
confío al morir. 2. La revelación privada es una ayuda para la fe, y se
manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación
pública. El Cardenal Próspero Lambertini, futuro
Papa Benedicto XIV, dice al respecto en su clásico tratado, que después llegó
a ser normativo para las beatificaciones y canonizaciones: " No se debe
un asentimiento de fe católica a revelaciones aprobadas en tal modo; no es ni
tan siquiera posible. Estas revelaciones exigen más bien un asentimiento de
fe humana, según las reglas de la prudencia, que nos las presenta como
probables y piadosamente creíbles ". El teólogo
flamenco E. Dhanis, eminente conocedor de esta
materia, afirma sintéticamente que la aprobación eclesiástica de una
revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no
contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito
hacerlo publico, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su
adhesión (E. Dhanis, Sguardo
su Fatima e bilancio di una discussione,
en: El criterio de verdad y de valor de una revelación privada
es, pues, su orientación a Cristo mismo. Cuando ella nos aleja de Él, cuando
se hace autónoma o, más aún, cuando se hace pasar como otro y mejor designio
de salvación, más importante que el Evangelio, entonces no viene ciertamente
del Espíritu Santo, que nos guía hacia el interior del Evangelio y no fuera
del mismo. Esto no excluye que dicha revelación privada acentúe nuevos
aspectos, suscite nuevas formas de piedad o profundice y extienda las
antiguas. Pero, en cualquier caso, en todo esto debe tratarse de un apoyo
para la fe, la esperanza y la caridad, que son el camino permanente de
salvación para todos. Podemos añadir que a menudo las revelaciones privadas
provienen sobre todo de la piedad popular y se apoyan en ella, le dan nuevos
impulsos y abren para ella nuevas formas. Eso no excluye que tengan efectos
incluso sobre la liturgia, como por ejemplo muestran las fiestas del Corpus Domini y del Sagrado Corazón de Jesús. Desde un cierto
punto de vista, en la relación entre liturgia y piedad popular se refleja la
relación entre Revelación y revelaciones privadas: la liturgia es el
criterio, la forma vital de la Iglesia en su conjunto, alimentada
directamente por el Evangelio. La religiosidad popular significa que la fe
está arraigada en el corazón de todos los pueblos, de modo que se introduce
en la esfera de lo cotidiano. La religiosidad popular es la primera y
fundamental forma de " inculturación " de
la fe, que debe dejarse orientar y guiar continuamente por las indicaciones
de la liturgia, pero que a su vez fecunda la fe a partir del corazón. Hemos pasado así de las precisiones más bien negativas,
que eran necesarias antes de nada, a la determinación positiva de las
revelaciones privadas: ¿cómo se pueden clasificar de modo correcto a partir
de La estructura antropológica de las revelaciones privadas Una vez que con las precedentes reflexiones hemos tratado
de determinar el lugar teológico de las revelaciones privadas, antes de
ocuparnos de una interpretación del mensaje de Fátima, debemos aún intentar
aclarar brevemente un poco su carácter antropológico (psicológico). La
antropología teológica distingue en este ámbito tres formas de percepción o "
visión ": la visión con los sentidos, es decir la percepción externa
corpórea, la percepción interior y la visión espiritual (visio
sensibilis - imaginativa - intellectualis).
Está claro que en las visiones de Lourdes, Fátima, etc. no se trata de la
normal percepción externa de los sentidos: las imágenes y las figuras, que se
ven, no se hallan exteriormente en el espacio, como se encuentran un árbol o
una casa. Esto es absolutamente evidente, por ejemplo, por lo que se refiere
a la visión del infierno (descrita en la primera parte del " secreto
" de Fátima) o también la visión descrita en la tercera parte del "
secreto ", pero puede demostrarse con mucha facilidad también en las
otras visiones, sobre todo porque no todos los presentes las veían, sino de
hecho sólo los " videntes ". Del mismo
modo es obvio que no se trata de una " visión " intelectual, sin
imágenes, como se da en otros grados de Ver interiormente no significa que se trate de fantasía,
como si fuera sólo una expresión de la imaginación subjetiva. Más bien
significa que el alma viene acariciada por algo real, aunque suprasensible, y
es capaz de ver lo no sensible, lo no visible por los sentidos, una especie
de visión con los " sentidos internos ".
Se trata de verdaderos " objetos ", que tocan el alma, aunque no
pertenezcan a nuestro habitual mundo sensible. Para esto se exige una
vigilancia interior del corazón que generalmente no se tiene a causa de la
fuerte presión de las realidades externas y de las imágenes y pensamientos
que llenan el alma. La persona es transportada más allá de la pura exterioridad
y otras dimensiones más profundas de la realidad la tocan, se le hacen
visibles. Tal vez por eso se puede comprender por qué los niños son los
destinatarios preferidos de tales apariciones: el alma está aún poco alterada
y su capacidad interior de percepción está aún poco deteriorada. " De la boca de los niños y de los lactantes has
recibido la alabanza ", responde Jesús con una frase del Salmo 8 (v.3) a
la crítica de los Sumos Sacerdotes y de los ancianos, que encuentran
inoportuno el grito de " hosanna " de los niños (Mt 21, 16). La " visión interior " no es una fantasía, sino
una propia y verdadera manera de verificar, como hemos dicho. Pero conlleva
también limitaciones. Ya en la visión exterior está siempre involucrado el
factor subjetivo; no vemos el objeto puro, sino que llega a nosotros a través
del filtro de nuestros sentidos, que deben llevar a cabo un proceso de
traducción. Esto es aún más evidente en la visión interior, sobre todo cuando
se trata de realidades que sobrepasan en sí mismas nuestro horizonte. El
sujeto, el vidente, está involucrado de un modo aún más íntimo. Él ve con sus
concretas posibilidades, con las modalidades de representación y de
conocimiento que le son accesibles. En la visión interior se trata, de manera
más amplia que en la exterior, de un proceso de traducción, de modo que el
sujeto es esencialmente copartícipe en la formación como imagen de lo que
aparece. La imagen puede llegar solamente según sus medidas y sus
posibilidades. Tales visiones nunca son simples " fotografías " del
más allá, sino que llevan en sí también las posibilidades y los límites del
sujeto perceptor. Esto se puede comprender en todas las grandes visiones de
los santos; naturalmente, vale también para las visiones de los niños de
Fátima. Las imágenes que ellos describen no son en absoluto simples
expresiones de su fantasía, sino fruto de una real percepción de origen
superior e interior, pero no son imaginaciones como si por un momento se
quitara el velo del más allá y el cielo apareciese en su esencia pura, tal
como nosotros esperamos verlo un día en la definitiva unión con Dios. Más
bien las imágenes son, por decirlo así, una síntesis del impulso proveniente
de lo Alto y de las posibilidades de que dispone para ello el sujeto que
percibe, esto es, los niños. Por este motivo, el lenguaje imaginativo de
estas visiones es un lenguaje simbólico. El Cardenal Sodano
dice al respecto: " ... no se describen en
sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que
sintetizan y condensan sobre un mismo fondo, hechos que se extienden en el
tiempo según una sucesión y con una duración no precisadas ". Esta
concentración de tiempos y espacios en una única imagen es típica de tales
visiones que, por lo demás, pueden ser descifradas sólo a posteriori. A este
respecto, no todo elemento visivo debe tener un concreto sentido histórico.
Lo que cuenta es la visión como conjunto, y a partir del conjunto de imágenes
deben ser comprendidos los aspectos particulares. Lo que es central en una
imagen se desvela en último término a partir del centro de la " profecía
" cristiana en absoluto: el centro está allí donde la visión se
convierte en llamada y guía hacia la voluntad de Dios. Un intento de interpretación del secreto de Fátima La primera y segunda parte del secreto de Fátima han sido ya discutidas tan ampliamente por la literatura
especializada que ya no hay que ilustrarlas más. Quisiera sólo llamar la
atención brevemente sobre el punto más significativo. Los niños han
experimentado durante un instante terrible una visión del infierno. Han visto
la caída de las " almas de los pobres pecadores ".
Y se les dice por qué se les ha hecho pasar por ese momento: para "
salvarlas ", para mostrar un camino de salvación. Viene así a la mente
la frase de Llegamos así, finalmente, a la tercera parte del "
secreto " de Fátima publicado íntegramente aquí por primera vez. Como se
desprende de la documentación precedente, la interpretación que el Cardenal Sodano ha dado en su texto del 13 de mayo, había sido
presentada anteriormente a Sor Lucia en persona. A este respecto, Sor Lucia
ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su
interpretación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino
de Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del
" secreto " hemos descubierto la de " salvar las almas ",
así como la palabra clave de este " secreto " es el triple grito:
" ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! ".
Viene a la mente el comienzo del Evangelio: " paenitemini
et credite evangelio " (Mc 1,15). Comprender
los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia,
de la conversión y de Examinemos ahora más de cerca cada imagen. El ángel con la
espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas
en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el
mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar
de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo
ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después
la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de
Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a Las siguientes frases del texto muestran una vez más muy
claramente el carácter simbólico de la visión: Dios permanece el
inconmensurable y la luz que supera todas nuestras visiones. Las personas
humanas aparecen como en un espejo. Debemos tener siempre presente esta
limitación interna de la visión, cuyos confines están aquí indicados visivamente. El futuro se muestra sólo " como en un
espejo de manera confusa " (cf. 1 Co 13,12). Tomemos ahora en
consideración cada una de las imágenes que siguen en el texto del " secreto ". El lugar de la acción aparece descrito con
tres símbolos: una montaña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y,
finalmente, una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el
lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto,
la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al
mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las cuales el hombre
destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de
comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más
extrema. Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido
de blanco (" hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre
"), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente,
hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que
precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo
rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su
camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos. El camino de la Iglesia
se describe así como un viacrucis, como camino en
un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. Se puede ver
representada en esta imagen la historia de todo un siglo. Del mismo modo que
los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos
imágenes de la montaña y de la ciudad y están orientados hacia la cruz,
también los tiempos son presentados de forma compacta. En la visión podemos
reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los
sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las
guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda
mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el " espejo
" de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios. A este
respecto, parece oportuno mencionar una frase de la carta que Sor Lucia
escribió al Santo Padre el 12 de mayo de 1982: " la tercera parte del
"secreto" se refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no
(Rusia) diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y
persecuciones a En el viacrucis de este siglo,
la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña
podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que
empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de
este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellas por el camino que lleva
a La conclusión del " secreto " recuerda imágenes
que Lucía puede haber visto en libros de piedad y cuyo contenido deriva de
antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer
maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los
ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan
con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de
los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye
de los brazos de Hemos llegado así a una última pregunta: ¿Qué significa en
su conjunto (en sus tres partes) el " secreto " de Fátima? ¿Qué nos
dice a nosotros? Ante todo, debemos afirmar con el Cardenal Sodano: " ...los
acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del " secreto
" de Fátima, parecen pertenecer ya al pasado ". En la medida en que
se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado. Quien había
esperado en impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo
o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no
nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo
que la fe cristiana por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento
para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato
al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del " secreto ":
la exhortación a la oración como camino para la " salvación de las almas
" y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión. Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del
" secreto ", que con razón se ha hecho famosa: " mi Corazón
Inmaculado triunfará ". ¿Qué quiere decir esto?
Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es
más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la
palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha
introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este " sí "
Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para
siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos
continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar
continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de
ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la
libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran
todo su valor las palabras de Jesús: " padeceréis tribulaciones en el
mundo, pero tened confianza yo he vencido al mundo " (Jn 16,33). El
mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa. Joseph Card. Ratzinger Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe |
CAMINANDO CON MARIA Pedro Sergio Antonio
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