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CAMINANDO CON MARIA Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant MARIOLOGIA - BIBLIOTECA DOCUMENTOS EXTERNOS |
¿EXISTE UN SEPULCRO
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Averiguar el lugar dónde fue sepultada Sin embargo, como por Tradición Apostólica sabemos que la
Asunción tuvo lugar en el sepulcro de María, no pareciera ocioso tratar de
dilucidar también dónde fue enterrada la Madre de Dios. Sabemos, entonces, que María vivió sus últimos días en Jerusalén.
Pero, cabe preguntarnos ¿se conoce también el lugar preciso donde acaeció su
"dormición"? A esto se puede contestar que sí. El Padre Cardoso nos dice que la tradición señala como el lugar de
la muerte el Monte Sión, en el célebre Cenáculo donde Jesús instituyó En cuanto al sitio de la sepultura, el sepulcro de María
Santísima es uno de los muchos que había en Getsemaní, al pie del Monte Olivete. Ambas cosas están muy bien fundamentadas por el Padre Cardoso en su estudio titulado"La
Asunción de María Santísima", ya antes citado, editado en México el año
de la declaración del Dogma (1950). El autor se basa en algunas obras apócrifas (es decir,
obras que no son de los autores a quienes se atribuyeron, ni tienen carácter
ninguno de revelación divina), a saber: Las Actas de San Juan (año 160-170),
atribuidas falsamente a San Prócoro, uno de los
siete primeros Diáconos, discípulo de San Juan; otras dos obras atribuidas
también falsamente a San Ignacio mártir (año 365). Ambos documentos, sin
tener intención expresa de hacerlo, señalan que María vivió en el Monte Sión.
Además nos presenta como sustentación de esta realidad una
carta, que sí es auténtica, la cual data del año 363, escrita por Dionisio el
Místico (quien no se debe confundir con Dionisio el Aeropagita,
discípulo de San Pablo), la cual nos trae un relato de la Asunción, en la que
se define el lugar: "Los Apóstoles, inflamados enteramente en Amor de
Dios, y en cierto modo arrebatados en éxtasis, lo cargaron cuidadosamete (el cuerpo muerto de María Santísima) en
sus brazos, según la orden de las alturas del Salvador de todos. Lo
depositaron en el lugar destinado para la sepultura en el lugar llamado
Getsemaní ..." Nos traen, además, otros testamentos apócrifos, de valor
histórico y arqueológico, entre los cuales destaca uno muy convincente: la
reseña de la peregrinación que hizo San Arnulfo al Monte Sión, redactada por
un monje escocés, llamado Adamnano en el año 670,
en la que se ve un plano rudimentario de la Basílica de Sión, en el cual se
lee: Hic Sacta Maria obiit (Aquí murió Santa María). La Basílica de Sión había
sido levantada en el siglo IV y estaba ubicada en el flanco sur del Santo
Cenáculo, encerrando con su construcción las antiguas dependencias que
habitaran la Virgen y San Juan, y, sobre todo, los lugares sagrados de esa
edificación. Es interesante notar que sobre la vivienda última de María
han habido ciertas discusiones y opiniones diversas.
Pero nunca las hubo acerca del lugar de su sepultura, por lo que podemos
decir que el lugar de su Asunción gloriosa al Cielo fue Getsemaní. En los tiempos de Jesucristo, el Monte Olivete
estaba separado del Monte Sion por un estrecho vallecito, recorrido en toda
su longitud por la barranca del Cedrón, la cual estaba casi seca la mayor
parte del año. A orillas de la barranca, al pie del Monte Olivete,
estaba el Huerto de Getsemaní (Huerto de los Olivos), donde Jesucristo solía
ir a orar por las noches cuando se encontraba en Jerusalén y donde
precisamente fue aprehendido por los soldados la noche anterior a su
crucifixión. La facilidad con que Jesús entraba a aquel jardín ha hecho
suponer a algunos historiadores que el lugar era propiedad de la familia de
su Madre. Sabemos que los judíos acostumbraban a tener sus sepulcros en sus
mismas propiedades. Sabemos que Jesús fue una excepción: su cuerpo fue
enterrado en un sepulcro propiedad de José de Arimatea, ubicado al pie del
Gólgota, donde fue la Crucifixión, debido a la rapidez con que hubo que
enterrar su cuerpo por el apuro de la fiesta del Sábado (cfr. Jn. 38-42). Los Apóstoles y demás miembros de la comunidad cristiana
naciente comenzaron a venerar los sitios santificados por Jesús y por su
Madre, cuando vivieron en la tierra: el Cenáculo, el huerto de Getsemaní, la
cima del Olivete, donde tuvo lugar la Ascensión de
Jesucristo al Cielo; Sabemos que en el año 70 tuvo lugar la destrucción de
Jerusalén, anunciada con todos sus detalles por Jesucristo, de manos de las
tropas romanas. Estas levantaron verdaderas murallas de piedra alrededor de Posteriormente el Emperador Adriano, más bien favorable a
los judíos, reconstruyó la ciudad, pero haciendo de ella una ciudad netamente
pagana. Así, rellenó y niveló las depresiones que rodeaban al Monte Sión,
además de hacer construir un templo a Venus en el sitio del sepulcro de
Jesucristo. Parece que el sepulcro de María escapó a la reconstrucción
y a su consiguiente profanación, porque estaba oculto bajo la tierra cuando
se hizo el relleno de nivelación. Cuando Constantino apoyó y promovió la Iglesia, y su madre
Santa Elena se ocupó de restaurar y adornar los lugares santos, descubrió el
Santo Sepulcro del Señor, en donde encontró la verdadera cruz, y levantó
sobre éste una gran Basílica. Hizo lo mismo con el Cenáculo, sobre el cual
construyó la Basílica de En el siglo V comienza a haber testimonios escritos que
hablan del sepulcro de María. Uno de éstos, Breviarius
de Hierusalem, de un autor anónimo, al describir
los Santos Lugares del valle del Cedrón, escribe lo siguiente: "Allí se
ve la Basílica de Santa María y en ella está su sepulcro. Allí entregó Judas
a Nuestro Señor Jesucristo." |
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