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EL
PENSAMIENTO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II Edición Nº 23 Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant |
Catequesis de Su Santidad Juan Pablo II Sobre EN EL MAGNÍFICAT MARÍA
CELEBRA 1. María, inspirándose en la tradición del Antiguo Testamento, celebra
con el cántico del Magníficat las maravillas que Dios realizó en ella. Ese
cántico es la respuesta de Con la expresión Magníficat, versión latina de una palabra griega que
tenía el mismo significado, se celebra la grandeza de Dios, que con el
anuncio del ángel revela su omnipotencia, superando las expectativas y las
esperanzas del pueblo de la alianza e incluso los mas nobles deseos del alma
humana. Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el
sentimiento de su pequeñez: «Proclama mi alma la grandeza del Señor; se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de
su esclava» (Lc 1, 4648). Probablemente, el término griego tapeinosis esta tomado del cántico de Ana, la madre de
Samuel. Con él se señalan la «humillación» y la «miseria» de una mujer
estéril (cf. 1S 1, 11), que encomienda su pena al Señor. Con una expresión
semejante, María presenta su situación de pobreza y la conciencia de su
pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven
humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías. 2. Las palabras «desde ahora me felicitaran todas las generaciones»
(Lc 1, 48) toman como punto de partida la felicitación de Isabel, que fue la
primera en proclamar a María «dichosa» (Lc 1, 45). E1 cántico, con cierta
audacia, predice que esa proclamación se irá extendiendo y ampliando con un
dinamismo incontenible. Al mismo tiempo, testimonia la veneración especial
que la comunidad cristiana ha sentido hacia 3. «El Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (Lc 1, 4950). ¿Que son esas «obras grandes» realizadas en María por el Poderoso? La
expresión aparece en el Antiguo Testamento para indicar la liberación del
pueblo de Israel de Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al
acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús, acaecido en
Nazaret después del anuncio del ángel. En el Magníficat, cántico verdaderamente teológico porque revela la
experiencia del rostro de Dios hecha por María, Dios no sólo es el Poderoso,
pare el que nada es imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc 1, 37),
sino también el Misericordioso, capaz de ternura y fidelidad para con todo
ser humano. 4. «Él hace proezas con su brazo; dispersa a los soberbios de corazón;
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc 1, 5153). Con su lectura sapiencial de la historia, María nos lleva a descubrir
los criterios de la misteriosa acción de Dios. El Señor, trastrocando los
juicios del mundo, viene en auxilio de los pobres y los pequeños, en
perjuicio de los ricos y los poderosos, y, de modo sorprendente, colma de
bienes a los humildes, que le encomiendan su existencia (cf. Redemptoris Mater, 37). Estas palabras del cántico, a la vez que nos muestran en María un
modelo concreto y sublime, nos ayudan a comprender que lo que atrae la
benevolencia de Dios es sobre todo la humildad del corazón. 5. Por ultimo, el cántico exalta el cumplimiento de las promesas y la
fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido: «Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en
favor de Abraham y su descendencia por siempre» (Lc 1, 5455). María, colmada de dones divinos, no se detiene a contemplar solamente
su caso personal, sino que comprende que esos dones son una manifestación de
la misericordia de Dios hacia todo su pueblo. En ella Dios cumple sus
promesas con una fidelidad y generosidad sobreabundantes. El Magníficat, inspirado en el Antiguo Testamento y en la espiritualidad
de la hija de Sión, supera los textos proféticos que están en su origen,
revelando en la «llena de gracia» el inicio de una intervención divina que va
mas allá de las esperanzas mesiánicas de Israel: el misterio santo de Audiencia general del miércoles 6 de noviembre de 1996 Fuente vatican.va |
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