Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant REFLEXIONES
PARA EL MES DE MARIA MES DE MAYO/NOVIEMBRE
(En Chile) Para reflexionar junto al Santo Rosario |
El primer misterio doloroso del Santo Rosario de hoy, nos invita a la
oración cuando es difícil para nosotros descubrir |
VIERNES MISTERIOS DOLOROSOS 1º Misterio La oración de Jesús en el Huerto Mc 14,32-42 Llegaron a un lugar
cuyo nombre era Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras voy
a orar. Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor
y angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte; permaneced aquí
y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra, y oraba que, si era posible,
pasase de él aquella hora. Decía:
Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo
quiero, sino lo que quieres tú. Vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro:
Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad para que no
entréis en tentación; el espíritu está pronto, mas la carne es flaca. De
nuevo se retiró y oró, haciendo la misma súplica. Viniendo otra vez, los encontró dormidos,
porque estaban sus ojos pesados; y no sabían qué responderle. Llegó por
tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta. Ha llegado la hora, y
el Hijo del hombre es entregado en mano de los pecadores. Levantaos; vamos.
Ya se acerca el que ha de entregarme. COMENTARIO BIBLICO En este relato, se destaca el
deseo de que pase de El aquel cáliz, que pase aquella “hora.” En el evangelio según san Juan, se
destaca en diversos versículos la “hora” mesiánica de la muerte redentora. La
“hora” de la gran lucha satánica contra Cristo, en san Juan dice: “Viene el
príncipe de este mundo” (Jn 14:30). El evangelista Marcos, nos muestra
como esta sufriendo Cristo, relata que “comenzó a sentir temor y angustia”
una “agonía”, una angustia muy grande, que produce un profundo tedio y
cansancio, algunos evangelios hablan de “pavor,” es decir, un temor muy
profundo, que puede ir acompañado de sobresalto. Triste está mi alma hasta la
muerte; permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra, y
oraba que, si era posible, pasase de él aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo te es posible.
Cristo se dirige así a su Padre, Abba, Padre mío, un manera inusitada en su
tiempo, daba a entender su relación personal con El. El relato nos dice que:
Adelantándose un poco, cayó en tierra, y oraba, en el evangelio de Mateo se
precisa más aún, que estaba de rodillas, “postrado sobre su rostro,” que era
una de las posiciones judías usuales de oración. Cristo, va a pedirles a sus
íntimos amigos que velen para evitar la “tentación,” y se dirige
personalmente a Pedro. Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
Tres veces deja la angustia de su oración, viene a los suyos, y los encontró dormidos.
Tres veces les pide vigilia de oración, porque el “espíritu,” la parte noble
del nombre, “está pronto” para las nobles reproches de lealtad; pero la
“carne es flaca,” tiene sus compromisos de miedo y de pasión. En el A.T., el “espíritu” es
presentado en cuanto influido por el Espíritu de Yahvé, mientras la “carne”
es el hombre dejado a sus impulsos (Núm 27:16; Jn 3:6). Y hacía falta
superar, con la gracia que lograse aquella oración, el trágico momento de
abandono que se acercaba: el escándalo del tremendo golpe de ver al Mesías
prisionero. Pero a la tercera vez que va a
ellos y los encuentra dormidos, les dijo: “Dormid ya y descansad” y con la
llegada del traidor y de su pequeña tropa encima, pues ya se oían sus pasos
cerca se relata en Mateo. Y les dice el Señor: “Basta. Ha llegado la hora, y
el Hijo del hombre es entregado en mano de los pecadores. Levantaos; vamos.
Ya se acerca el que ha de entregarme.” “Dormid ya y descansad”. El
sentido de estas palabras llevan un pequeño tono de ironía, como tratando de
decir “Dormid y descansad si podéis”, frente a lo que se viene encima.
Podemos pensar en un pequeño reproche, pero sin amargura, pero también de
compasión por sus amigos. El sueño de los discípulos es de
cansancio, pero expresión de ceguera espiritual (Jn 14:9). REFLEXION Ciertamente, podemos pasar por
muchos momentos de gran dolor en nuestra vida, instantes donde se nos hace
difícil aceptar Nuestra oración debe ser siempre y
para todo momento, y en los instantes más difíciles, hay que hacerla más
intensamente, esto nos mantendrá muy unidos al Señor y protegidos de mucho
mal. Por cierto, el mal no duerme, pero la oración nos mantendrá despiertos y
vigilantes para vencer las dificultades. Unidos en Pedro Sergio |
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