Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant REFLEXIONES
PARA EL MES DE MARIA MES DE MAYO/NOVIEMBRE
(En Chile) Para reflexionar junto al Santo Rosario |
Muchos valores
simbólicos nos enseñan este milagro, como la multiplicación de los panes, es probablemente
también una orientación hacia la Eucaristía. Otra interpretación es ver en el
vino milagrosamente dado un “símbolo” de la nueva, sobrenatural y generosa
doctrina que Jesús trae. |
JUEVES MISTERIOS LUMINOSOS 2º Misterio La manifestación de Cristo en la Bodas
de Cana Jn 2, 1-12 Tres días después se
celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí
la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y,
como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a
Jesús su madre: « No tienen vino. » Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo
contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. » Dice su madre a los
sirvientes: « Haced lo que él os diga. » Había allí seis
tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o
tres medidas cada una. Les dice Jesús: « Llenad las tinajas de agua. » Y las
llenaron hasta arriba. « Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.
» Ellos lo llevaron. Cuando el
maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los
sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el
maestresala al novio y le dice: «
Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior.
Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora. » Así, en Caná
de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y
creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm
con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos
días. COMENTARIO Se celebraron unas
bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. Seguramente las relaciones sociales, de parentesco o amistad,
hacían que María estuviese presente en la boda. María vino, por su parte,
probablemente desde Nazaret, que esta más o menos a la distancia de siete
kilómetros de Cana, entonces pudo hacer su viaje en el mismo día. Sin embargo
por la forma de decir que estaba allí la madre de Jesús, hace suponer que
María estaba ya en Cana cuando llegó su Hijo. Dice san Juan Jesús también fue
invitado con sus discípulos, quien llego a Cana desde más lejos, Betania del
Jordán, algo mas de Otro dato en el
desarrollo de la escena, por la forma breve en que se presenta a María,
manifestando a su Hijo la carencia de vino, hace suponer que Jesús había
estado ya con su Madre, sin embargo no se menciona a José, esposo de María,
por cuanto podemos suponer que ya no vivía. Jesús, aún no era
conocido por milagro alguno, tampoco el se había presentado como el Mesías,
El primer grupo de sus pocos discípulos de ese minuto, fueron invitados a la
boda, como compañía de Jesús, algo que la hospitalidad oriental permitía ciertamente.
Las bodas en Oriente comienzan al oscurecer, con la conducción de la novia a
casa del esposo, acompañada de un cortejo de jóvenes, familiares e invitados,
a los que fácilmente se viene a sumar, en los villorrios, todo el pueblo, y
prolongándose las fiestas varios días, se lee estos en varios pasajes
bíblicos. En las bodas de los
pueblos, los menesteres de la cocina y del banquete son atendidos por las
hermanas y mujeres familiares o amigas. Es lo que aparece aquí en el caso de
María. A ellas incumbe atender a todo esto. Otro dato, es que el vino es tan
esencial en un banquete de bodas en Oriente, que dice el Talmud: “Donde no
hay vino, no hay alegría.” Según los escritos de esa época, la duración de
las bodas era de siete días si la desposada era virgen, y tres si era viuda.
Durando las bodas varios días, los invitados se renuevan. Por que no suponer
además, la posibilidad de la llegada de huéspedes inesperados. Es en este marco en
el que se va a desenvolver la escena del milagro de Jesús. La boda debe de
llevar ya algunos días de fiesta y banquete. Nuevos comensales han ido
llegando en afluencia, tanto que las provisiones calculadas del vino van a
faltar. Jesús, como invitado esta ya con ellos en la fiesta. Estando El
presente, el vino llegó a faltar, algo esencial para la fiesta y la vergüenza
iba a caer sobre aquella familia. Probablemente se debía de estar al fin de
las fiestas de boda, cuando en algún aumento imprevisto hizo crítica la
situación. Y éste es el momento de la intervención de María, que como amiga
invitada de la familia, solidaria y talvez ayudando en los enseres de la
cocina, pudo estar informada a tiempo de la situación crítica y antes de que
trascendiese a los invitados, discretamente se lo comunica a su Hijo,
"No tienen vino". Jesús le respondió:
"Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía". El decir “Mujer”, a su madre, esta palabra en labios de Jesús
no indicaría desamor o despego, sino solemnidad. Así dice a la cananea: “¡Oh mujer!, grande es tu fe” (Mt 15:28), este término
tiene un matiz de ternura. Sin embargo, la respuesta de Jesús es una negativa
a la petición de María, por no haber llegado la hora de los milagros. Pero
ante la actitud de María ante su Hijo, por conocer como madre privilegiadamente,
el corazón de Jesús, llena de confianza, sabe que será escuchada, da la orden
a los sirvientes de que hagan cuanto su Hijo les diga. Seguramente, es un
supuesto, que la frase era una simple información al Hijo, pero todo esto
pasa en un ambiente de sentimientos delicados, y hace ver que María espera
una intervención especial, sobrenatural, de Jesús. Esto supone un
conocimiento muy excepcional en María de su Hijo. Esta escena descorre un
velo sobre el misterio de la vida oculta de Nazaret y sobre la “ciencia” de
María sobre el misterio de Jesús. Ella, esta, segura de la intervención de su
Hijo y se acerca a los sirvientes diciendo: "Hagan todo lo que Él les
diga". Esta iniciativa y como orden de María a los servidores se explica
aún más fácilmente suponiendo la especial familiaridad de ella con los
miembros de aquel hogar. Dice el fragmento
del evangelio: Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de
purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Es decir
vendría a ser de unos El milagro se
realiza sin aparatosidad. El evangelista mismo lo relata sin comentarios ni
adornos. Jesús, en un momento determinado, le dijo a los sirvientes:
"Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde”. San
Juan resalta bien este detalle, con ello se iba a probar, a un tiempo, que no
había mixtificaciones en el vino y, además de demostrase la generosidad de
Jesús en la producción de aquel milagro. El milagro se realizó súbitamente,
una vez colmadas de agua las tinajas, Jesús les mandó Saquen ahora, y lleven
al encargado del banquete", seguramente un familiar o un siervo que
estaba encargado de atender a la buena marcha del banquete. Los servidores
obedecen la orden de Jesús y llevan al encargado, maestresala, “el agua
convertida en vino.” Fácilmente se supone la sorpresa de los servidores. Nada
le dicen del milagro. Expresamente lo dice el evangelista.; Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen,
aunque lo sabían los sirvientes. La sorpresa del maestresala se acusa, está
ignorante del milagro, tanto que llamó al esposo, sin duda por ser el dueño
del hogar, y se lo advierte en tono de reflexión un poco amarga, ya que él,
responsable de la buena marcha del banquete, y estaba ignorante de aquella
provisión. Todo ello se acusa en la reflexión que además le hace.
"Siempre se sirve primero el buen vino y, cuando todos han bebido bien,
se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino
hasta este momento", quiere aludir con ello a esa hora en que, ya
saciados, se presta especial atención a un refinamiento más. De esta manera tan
maravillosamente sencilla cuenta el evangelista este milagro de Jesús. Y
completará: Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. O acaso, aún mejor, sea el primero de
los milagros oficiales que El realiza en su presentación pública de Mesías,
era un “signo” que hablaba de la grandeza de Jesús, del testimonio que el
Padre le hacía de su divinidad y de su misión y Así manifestó su gloria, y
sus discípulos creyeron en él. Su gloria” aquella gloria que le convenía “como
a Unigénito del Padre” y que “nosotros” hemos visto” y que era la evocación
sobre Jesús de la “gloria” de Yahvé en el Antiguo Testamento, y lo mismo en
el Nuevo, donde se asocian las ideas de “gloria” y “poder” de tal manera que
la “gloria” se manifiesta precisamente en el “poder.” Y ante esta
manifestación del poder sobrenatural que Jesús tenía, sus discípulos
“creyeron en El.” Ya creían antes, pues el Bautista se lo señaló como Mesías,
y ellos le reconocieron, como Juan relató en el capítulo anterior, y como a
tal le siguieron. Pero ahora creyeron más plenamente en El. El milagro
encuadraba a Jesús en una aureola sobrenatural. Otro aspecto de este
milagro se refiere a la santificación del matrimonio. La presencia de Jesús y
María en unas bodas, santificándolas con su presencia y rubricándolas con un
milagro a favor de sus regocijos, son la prueba palpable de la santidad de la
institución matrimonial y, la condena de toda tentativa de sectores de la
sociedad de hoy, de carácter herética sobre la misma. Esta actitud del Señor,
es como preparación de elevación del matrimonio al orden sacramental. RFLEXION Muchos valores
simbólicos nos enseñan este milagro, como la multiplicación de los panes, es
probablemente también una orientación hacia la Eucaristía. Otra
interpretación es ver en el vino milagrosamente dado un “símbolo” de la
nueva, sobrenatural y generosa doctrina que Jesús trae. La extrañeza del
maestresala de que el vino mejor se guardó para el fin, va a ser símbolo de
la alegría ya que el vino que alegraba el convite. En Proverbios, 9,5 se lee;
"Venid, comed mi pan y bebed mi vino que yo he mezclado” La escena de
los primeros discípulos invita a los hombre a recibir a Jesús como fuente de
la Sabiduría que es preciso buscar para encontrarla. Entonces ella conduce a
sus discípulos hasta el banquete en donde ella les da el vino de la enseñanza
y de la doctrina que conduce a la vida. Unidos en la Oración Pedro Sergio |
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