Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant REFLEXIONES
PARA EL MES DE MARIA MES DE MAYO/NOVIEMBRE
(En Chile) Para reflexionar junto al Santo Rosario |
Pilatos declaró
inocente a Jesús por tercera vez con la solemne ceremonia del lavado de sus
manos; recurrió así a un tercer esquema para librarse a sí mismo de
pronunciar una sentencia injusta contra su prisionero. Pero incluso este
procedimiento falló, y Pilatos permitió que su ambición política prevalezca
sobre su sentido de justicia, es así como condenó a Jesús a morir
crucificado. |
VIERNES MISTERIOS DOLOROSOS 3º Misterio Jesus es coronado de espinas Mc 15, 12-20 Pilato de nuevo
preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que llamáis Rey de los
judíos? Ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero Pilato les dijo: ¿Pues
qué mal ha hecho? Y ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale! Pilato,
queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús,
después de haberle azotado, le entregó para que le crucificasen. Los soldados
le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la
cohorte, y le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de espinas,
y comenzaron a saludarle: Salve, Rey de los judíos. Y le herían en la cabeza
con una caña, y le escupían, e hincando la rodilla, le hacían reverencias.
Después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura y le vistieron sus
propios vestidos. COMENTARIO Pilatos viene a
proponer una alternativa de soltarle a Cristo o Barrabás. En esos momentos se
vivían tiempos de turbulencias sociales. Se sabe que Barrabás era un “preso
famoso” (Mt). Era “ladrón” (Jn), además había sido encarcelado por cierta
“sedición que hubo en la ciudad,” y en la que había tomado parte en un
“homicidio” (Mc). Se supone que también era un cabecilla temible. “Los príncipes de
los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la muchedumbre que pidiesen a
Barrabás.” Hay que considerar, que estos eran sus dirigentes religiosos y
ejercían, en especial sobre los fariseos, una influencia totalmente fanática
sobre las gentes. El mayor de todos
los profetas, el Mesías, estaba preso, sus dirigentes religiosos lo habían
mandado a detener y habían alterado los conceptos de este profeta y no
contento con ello, ahora venían a exigir su muerte. En el relato que
hace san Mateo, se entrega un dato curioso, dice que la mujer de Pilatos
había oído hablar de Cristo y de sus milagros. Puede ser que por lo
enrarecido del ambiente, ella haya recurrido a los servicios secretos de
Pilato para conocer más de los que se decía de Cristo y saber así que es lo
que se urdía para EL. Y así es como se la quiere considerar como una mujer
muy sensible y justa, ya que en esos trágicos momentos se dirige a su marido
pidiéndole que no se comprometa con la
condena de ese “justo,” pues ha “padecido mucho en sueños esta noche a causa
de él.” Por cierto, Pilato
no podía ceñirse a administrar justicia a sueños, pero talvez lo hizo pensar,
ya que en aquellos tiempos los sueños tenían su importancia pagana. Pero por encima de
esta solicitud de la mujer de Pilato, el no pudo contra una multitud aleccionada sutilmente por sus dirigentes,
y a pesar de su poder político, se sometió a las exigencias del pueblo. Y Pilato de nuevo
preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que llamáis Rey de los
judíos? Ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero Pilato les dijo: ¿Pues
qué mal ha hecho? Y ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale!.... Pero antes
protestó su inocencia, lavándose en público sus manos. Hecho lo cual,
Pilato dio la sentencia de muerte. Esta había de darse sentado en la “silla
curul” puesta sobre el estrado, posiblemente sentenció: “Irás a la cruz,” u
otra semejante y libero a Barrabás. Luego después de haber azotado a Jesus,
le entregó para que le crucificasen. Los soldados le
llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la
cohorte, y le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de
espinas, y comenzaron a saludarle: Salve, Rey de los judíos. Y le herían en
la cabeza con una caña, y le escupían, e hincando la rodilla, le hacían
reverencias. Después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura y le
vistieron sus propios vestidos. REFLEXION Pilatos declaró
inocente a Jesús por tercera vez con la solemne ceremonia del lavado de sus
manos; recurrió así a un tercer esquema para librarse a sí mismo de
pronunciar una sentencia injusta contra su prisionero. Una de las medidas
tomadas fue azotar drásticamente al prisionero, eliminando de ese modo, en la
medida en que los medios humanos puedan hacerlo, toda esperanza de que Jesús
haya podido lograr la dignidad real. Pero incluso este procedimiento falló, y
Pilatos permitió que su ambición política prevalezca sobre su sentido de
justicia, es así como condenó a Jesús a morir crucificado. Unidos en la Oración Pedro Sergio |
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