Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant REFLEXIONES
PARA EL MES DE MARIA MES DE MAYO/NOVIEMBRE
(En Chile) Para reflexionar junto al Santo Rosario |
Mientras en Babel
nadie se entendía, el día de Pentecostés aunque todos hablaban lenguas distintas
y tenían distinta procedencia, se entendían; estaban en comunión proclamando
las maravillas de Dios. |
DOMINGO MISTERIOS GLORIOSOS 3º Misterio La venida del Espíritu Santo Hch 2, 1-11 Al llegar el día de Pentecostés,
estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido,
semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se
encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que
descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu
les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas
las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se
llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con
gran admiración y estupor decían: “¿Acaso estos hombres que hablan no son
todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma
Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en
Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos,
cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios”. COMENTARIO La fiesta de
Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías llamadas de
“peregrinación,” pues en ellas debían los israelitas peregrinar a Jerusalén
para adorar a Dios en el único y verdadero templo que se había elegido. Las
otras dos eran Pascua y los Tabernáculos. Estaba destinada a dar gracias a
Dios por el final de la recolección, y en ella se le ofrecían los primeros
panes de la nueva cosecha. La escena de
Pentecostés, es de gran trascendencia en la historia de la Iglesia, esta
relatada por San Lucas. Nuestro Señor
Jesucristo, poco antes de la Ascensión, ya les había advertido a sus
apóstoles que venía algo asombroso, por tanto le había pedido que no se
alejasen de Jerusalén hasta que se cumpliese ese día. Y a raíz de este
acontecimiento, es cuando comienza la historia de la Iglesia, ese en ese
instante cuando el Espíritu Santo desciende visiblemente sobre ella para
darle la vida y ponerla en movimiento. A partir de Pentecostés,
es cuando los apóstoles dejan de lado su timidez, y se convierten en animosos
misioneros de la doctrina de Cristo. Los sucesos que se
resaltan, como “comenzaron a hablar en distintas lenguas, destacan a
presencia divina en la Iglesia y la universalidad de esta al nombrar un larga
lista de pueblos. ¿Dónde ocurrió esta
escena?, lo que se entiende bien es que fue en una casa o en un lugar
cerrado, se puede suponer que fue en la misma en que se habían reunido los
apóstoles al volver del Olívete, después de la ascensión. ¿Cuántos estaba
reunidos?, El relato solo habla de los apóstoles, sin embargo podría estar
los mismo 120 que estaban reunidos en la elección de Matías, en todo caso, no
es fácil de saber cuantos, solo se relata que “estaban todos juntos” La afirmación
esencial del relato, es: “quedaron todos llenos del Espíritu Santo.” Todo lo
demás, de que se habla antes o después, no son sino manifestaciones
exteriores para hacer visible esa gran verdad. A eso tiende el ruido, como de
viento impetuoso, que se oye en toda la casa. Era como la primera señal de
atención. A ese fenómeno acústico sigue otro fenómeno de orden visual en
forma de lenguas de fuego, que se reparten y van posando sobre cada uno de
los reunidos. Ambos fenómenos pretenden lo mismo: llamar la atención de los
reunidos de que algo extraordinario está sucediendo. Y nótese que lo
mismo el “viento” que el “fuego” eran los elementos que solían acompañar las
teofanías y, por tanto, es obvio que los apóstoles pensasen que se hallaban
ante una teofanía, la prometida por Jesús pocos días antes, al anunciarles
que serían bautizados en el Espíritu Santo. Es clásica, además, la imagen del
“fuego” como símbolo de purificación total. Y probablemente eso quiere
indicar también aquí. El texto, sin embargo, parece que, con esa imagen de
las “lenguas de fuego,” apunta sobre todo al don de lenguas, de que se
hablará después, pero no por propia iniciativa, sino “según que el Espíritu
les movía a expresarse.” La venida del
Espíritu Santo sobre los Apóstoles que tuvo lugar en Pentecostés, no se opone a que ya antes (cf. Jn
20:22-23) hayan recibido el Espíritu Santo. Es una nueva efusión del Espíritu
sobre ellos, o mejor, un nuevo aspecto de la actuación en ellos de ese
Espíritu, en orden a la difusión del Reino de Dios en el mundo, que va a
comenzar. Se relata que había
en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo:
¿quiénes eran esos “judíos, varones piadosos de toda nación.., partos, medos,
elamitas..,” que residían entonces en Jerusalén y presenciaron el milagro de
Pentecostés? Parecería obvio suponer que se trataba de peregrinos de las
regiones ahí enumeradas y venidos a Jerusalén con ocasión de la fiesta de
Pentecostés. Sabemos, en efecto, que era una fiesta a la que concurrían
judíos de todo el mundo de la diáspora. Entre ellos, además de judíos de
raza, había también “prosélitos,” es decir, gentiles incorporados al judaísmo
por haber abrazado la religión judía y aceptado la circuncisión. REFLEXION La fiesta de
Pentecostés, es una palabra que dice poco, señala que el hecho ocurrió
cincuenta días después de la resurrección de Jesús. Pero el hecho de esta
fiesta es importantísimo, y como no iba de serlo, ya que en esta fiesta se
cumple la promesa de Jesús, llega el Espíritu Santo y se inicia la misión de
la Iglesia: anunciar al mundo el amor de Dios hecho hombre en Jesucristo. Al
renovar ese momento, la Iglesia entera revive su vocación: evangelizar a
todos los pueblos de toda raza y cultura. Unidos en la Oración Pedro Sergio |
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