Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant REFLEXIONES
PARA EL MES DE MARIA MES DE MAYO/NOVIEMBRE
(En Chile) Para reflexionar junto al Santo Rosario |
La Santísima Virgen esta
asociada a la obra redentora de Cristo. No hay redención sin dolor, y el alma
de la Santísima Virgen, será traspasada por la espada del dolor, por todo lo
que ella luego sufrió en su corazón por la pasión de su Hijo Jesús. |
LUNES MISTERIOS GOZOSOS 4º Misterio La Presentación del Niño Jesus en el
Templo Lc 2, 22-39 Cuando se cumplieron
los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a
Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del
Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en
sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la
Ley del Señor. Y he aquí que había
en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y
esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había
sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber
visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando
los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía
sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: « Ahora, Señor, puedes, según tu palabra,
dejar que tu siervo se vaya en paz;
porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos
los pueblos, luz para iluminar a los
gentiles y gloria de tu pueblo Israel. » Su padre y su madre estaban admirados de lo
que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: « Este está
puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de
contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de
que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones. » Había también una profetisa, Ana, hija de
Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y
cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en
ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios
y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la
Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose
de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. COMENTARIO Este evangelio, nos
habla de la purificación de la Santísima Virgen, y la presentación de Jesús
en el templo. Ellos no estaban obligados a hacerlo, es decir obligado a estas
leyes, entonces San Bernardo nos da una explicación de que lo hicieron no por
necesidad de ser purificados, o el ser circuncidado, lo hicieron para darnos
un ejemplo a nosotros, que somos pecadores y penitentes. A fin de comprender
mejor este fragmento del evangelio, comento lo siguiente: dice al comienzo, “Cuando
llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación”. En Levíticos,
12, 1-8, están fijadas la obligaciones a las que se refieren, que cuando una
mujer concibe y da a luz a un hijo Varón, es considerada impura por un
período siete días, al octavo debe circundar al hijo, y luego debe permanecer
treinta y tres días mas impura, no debe tocar nada santo ni puede concurrir
al santuario. Si da a luz una hija, el tiempo aumenta a ochenta días. Luego
continúa "Cuando se cumplan los Días de su Purificación, por un hijo o
por una hija, Llevará al sacerdote un cordero de un año para el holocausto, y
un Pichón de paloma o una Tórtola para el sacrificio por el pecado. Pero si
no tiene lo suficiente para un cordero, traerá dos Tórtolas o dos pichones de
paloma, el uno para el holocausto y el otro para el sacrificio por el pecado.
El sacerdote hará expiación por ella, y quedará purificada." Este es el caso de
María, que además era pobre. Estas ofrendas, una era sacrificada en
holocausto de adoración, y la otra por el “pecado”. Pero no se refiere a un
“pecado mortal”, sino a algo legal, por el hecho del alumbramiento, en donde
se habla de estos sacrificios de expiación por haber transgredido algo
prohibido “legalmente”, como por ejemplo tocar un cadáver o un reptil
prohibido, y si lo hiciese incluso sin darse cuenta, debe confesar su pecado.
Sigue el evangelio:
“Llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en
la Ley: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. “Conságrame todo
primogénito” (Ex 13,2) Al principio los “primogénitos” estaban destinados al
culto, pero luego se sustituyó este sacerdocio por la tribu de Leví y quedó
establecido un simbólico “rescate” de estos primogénitos. María aprovechó
para llevar consigo al Niño y hacer que José, seguramente, pagase allí el
“rescate” por el mismo, consistente en cinco siclos. Aunque se dice que sus
“padres” le llevaron a Jerusalén, los que están en situación son el Niño, al
que hay que “rescatar,” y su madre, que va a obtener la declaración “legal”
de su purificación. El término usado para “presentarlo al Señor” es término
usado para llevarlo al altar. Sigue el evangelio,
“Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón”. El evangelio presenta
en escena un hombre santo: “justo”, que cumplía los preceptos de Dios, y
“piadoso”, hombre de fe viva, religioso. Estos adjetivos acusan esmero por
cumplir los deberes morales. Vivía en Jerusalén, y se llamaba Simeón, nombre
usual judío. Era un hombre que debía de pertenecer a los “círculos”
religiosos y que animaban su esperanza con la próxima venida del Mesías, tan
acentuada por entonces en aquel medio ambiente. El Espíritu Santo estaba
“sobre él”; gozaba de carismas sobrenaturales. Debía de ser de edad avanzada.
Y tenía la promesa del Espíritu Santo, de que no moriría sin haber visto al
Cristo del Señor, al Mesías, es decir, la “consolación” de Israel, que él
esperaba. El Espíritu Santo,
comenzó en el anciano Simeón, su acción espiritual para que conociera a Jesús
y lo recibieran como el Mesías prometido. Impulsado por el Espíritu, vino al
templo cuando los padres traían al Niño. Era un hombre santo, que gozaba de
carismas. Y tomándolo en sus brazos, “bendijo” a Dios. Los rabinos tomaban a
los niños en brazos para bendecirlos. Conforme a la revelación tenida, Simeón
ha visto al Mesías. Su vida sólo aspiró a esto: a gozar de su venida y
visión, que era el ansia máxima para un israelita. Por eso lo puede dejar ya
ir “en paz,” es decir, con el gozo del mesianismo, en el que estaban todos los
bienes cifrados. El Mesías es “tu salvación”, la que Dios envía: Jesús (Is
40:5). Pero este Mesías
tiene dos características: es un Salvador universal: “para todos los
pueblos”; es el mesianismo profético y abrahámico; y es un mesianismo
espiritual, no de conquistas políticas, sino “luz” para “iluminar a las
gentes” en su verdad. Pero siempre quedaba un legítimo orgullo nacional: el
Mesías sería siempre “gloria de tu pueblo, Israel,” de donde ha salido.
También San Pablo, en Romanos, mantendrá este privilegio de Israel. Dice san Lucas; “Su
padre y su madre estaban admirados”, ante esto. Era la admiración ante el
modo como Dios iba revelando el misterio del Niño, y la obra que venía a
realizar. De nadie sino del Espíritu le podía venir este conocimiento profético. Simeón los
“bendijo.” Con alguna fórmula, invocó la bendición de Dios sobre ellos. No es
extraño este sentido de “bendición” en un anciano y un profeta. Pero,
dirigiéndose especialmente a su madre, le dijo proféticamente: «Este niño
será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción” Va a ser “signo” (Is 8:18) de contradicción. La vida de Cristo
ha sido esto: desde tenerlo por endemoniado hasta confesarlo por Mesías. Como
dirá San Pablo, su doctrina fue “escándalo” para los judíos (1 Cor 1:23)
Jesús será la señal de contradicción. En Efecto, unos lo amarán, otros lo
odiarán; unos estarán dispuestos a morir por El, mientras otros no cesarán en
su esfuerzo por hacerlo desaparecer de la historia y de la faz de la tierra. Sigue luego: “Y a ti
misma una espada te atravesará el corazón” Esto es algo trágico, “Una espada
de dolor atravesará tu alma.” No será sólo para ella el dolor de una madre
por la persecución, calumnia y muerte de su hijo. Observo que en el texto no
se dirige a San José, que, sin duda, está allí presente, pues “Simeón los
bendijo”. Esta profecía, dirigida personal y exclusivamente a ella, debe de
tener un mayor contenido. Se diría que se ve a la Madre especialmente unida
al Hijo en esta obra. María es “Hija de Sión,” entonces lleva dentro de sí el
destino espiritual de su pueblo, destacándose aquí el dolor de sus entrañas
por lo que significaba Cristo, signo de contradicción. La Santísima Virgen
esta asociada a la obra redentora de Cristo. No hay redención sin dolor, y el
alma de la Santísima Virgen, será traspasada por la espada del dolor, por
todo lo que ella luego sufrió en su corazón por la pasión de su Hijo Jesús. Luego el evangelio
dice; “Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Este término, se entronca con la finalidad que va a seguirse de esa
“contradicción” de Cristo: que “se descubran los pensamientos de muchos
corazones.” Habrá de tomarse partido por El o contra El: hay que abrir el
alma ante la misión de Cristo. Jesús, venció al
mundo y nos advirtió sabiamente, “En el mundo habrá tribulación, pero ánimo,
Yo he vencido al mundo” Estaba también allí
una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya
entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su
marido. Ana, “la profetisa”,
es sin duda una mujer muy especial, por esa razón aparece como una figura
destacada en este fragmento del evangelio. Ella es una “profetisa,” es decir
una mujer consagrada a Dios, con un específico carisma, dada a la piedad y a
la animación de estos días donde se realizan estas especiales doctrinas. San
Lucas, hace una descripción detallada de la biografía de ella y sus
actividades. Su viudez parece un “celibato consagrado”. Su obra no fue al menos
exclusivamente, en el templo, pues ella “hablaba” a todos los que esperaban
la “liberación” por obra mesiánica. Debió de recibir un fuerte impacto en
aquel episodio del templo. Ana, es como las
figura de los laicos comprometidos, que con el testimonio de su palabra,
anuncia proféticamente la evangelización en su ambiente, aportando además con
un testimonio de vida, con caminos hacia la santidad, con practicas de
constantes oraciones y penitencias. Ana da un testimonio
sobre el Niños Jesús, en un instante de inspiración y dirigida por el
Espíritu de Dios. Su actuación, consagrada a la oración, al sacrificio,
observando las obligaciones que se deben cumplir, la convierte en una
destacada mujer. REFLEXION El Niño en el
templo, es una escena que nos atrae y nos invita a percibir en el relato
diversos motivos a este propósito. En este relato, es la primera palabra que
aparece de Jesús en los evangelios. Además, en forma sutil, nos habla de la
inteligencia de Cristo, porque dice crece en “sabiduría.” Produce esta escena
admiración, porque luego veremos como en los evangelios de “discusión” de
Cristo con fariseos y doctores los hace callar. Aquí tiene su preludio y
“justificación” al estar demostrando su saber bíblico ante los doctores de la
Ley en sus mismas escuelas del templo. Ellos le rinden allí, imparcialmente y
aún sin prejuicios, homenaje a su saber. “El niño iba
creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con
él.” La gracia porque a Jesus, hombre, le fue concedida la gran gracia de que
desde que empezó a ser hombre fuese perfecto y fuese Dios. Todavía siendo
niño, tenía la gracia de Dios, para que, como todas las cosas en El eran
admirables, lo fuese también su niñez, y se cumpliese así la sabiduría de
Dios. Por eso el Hijo de
Dios, al hacerse hombre, quiso progresar "en sabiduría, en estatura y en
gracia" Unidos en la Oración Pedro Sergio |
Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio
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