Caminando con Maria

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

www.caminando-con-maria.org

 

REFLEXIONES PARA EL MES DE MARIA

MES DE MAYO/NOVIEMBRE (En Chile)

Para reflexionar junto al Santo Rosario

 

Estamos en la hora sexta, ahí está Jesús, ya clavado y la cruz en pié, y dice, ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!, lo que Jesús ha pronunciado es una plegaria…. Jesús esta sufriendo mucho arriba de esa cruz, ¡Todo está cumplido!, y muere por la humanidad.

 

 

 

VIERNES

MISTERIOS DOLOROSOS

5º Misterio

La Crucifixión y Muerte de Cristo

Mt  27, 35-50

Así que lo crucificaron, se dividieron sus vestidos, echándolos a suertes, y, sentados, hacían la guardia allí. Sobre su cabeza pusieron escrita su causa: Este es Jesús, el Rey de los judíos. Entonces fueron crucificados con El dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo injuriaban moviendo la cabeza  y diciendo: Tú, que destruías el templo y lo reedificabas en tres días, sálvate ahora a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de esa cruz. E igualmente los príncipes de los sacerdotes, con los escribas y ancianos, se burlaban y decían: Salvó a otros, y a sí mismo no puede salvarse. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en El. Ha puesto su confianza en Dios; que El lo libre ahora, si es que lo quiere, puesto que ha dicho: Soy Hijo de Dios.  Asimismo, los bandidos que con El estaban crucificados lo ultrajaban.  Desde la hora de sexta se extendieron las tinieblas sobre la tierra hasta la hora de nona. Hacia la hora de nona exclamó Jesús con voz fuerte, diciendo: “Eli, Eli lema sabachtaní!” Que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”  Algunos de los que allí estaban, oyéndolo, decían: A Elías llama éste, Luego, corriendo, uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vinagre, la fijó en una caña y se la dio a beber. Otros decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarlo. Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

COMENTARIO

“Así que lo crucificaron, se dividieron sus vestidos, echándolos a suertes”, manto, cinto, sandalias y acaso una especie de turbante con que se cubrían la cabeza. La túnica “inconsútil” la sortean aparte. El emperador Adriano reglamentó el derecho de los despojos de los condenados a muerte, refiriéndose explícitamente al “vestido”. Y Luego se sentaron para hacer la custodia hasta su muerte.

“Este es Jesús, el Rey de los judíos”.-

Sobre su cabeza, es decir, “sobre la cruz” (Juan), pusieron el “titulus” con el motivo de la condena, según costumbre. Este “titulus” debía ser conservado por escrito y leído luego en voz alta. Se buscaba que la sentencia no pudiese ser arbitrariamente modificada, siendo además “remitida por instrumento a la provincia”; es decir, se supone el juicio dado por el procónsul en su capital. Este “titulus” que está sobre la cruz y trajo el reo, es un simple extracto del motivo fundamental de la condena. Por eso se dirá que había sido “escrito” (dictado) por Pilato (Juan 19:19). En los cuatro evangelios es el mismo cartel pero con pequeñas variantes. Juan notará que estaba escrito en latín, griego y hebreo (arameo). Esto hace ver el desfile de gente que se esperaba.

“Entonces fueron crucificados con El dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.”.-

Pilato, que condena a Jesús por temor a delaciones de un competidor de Roma, utiliza la misma acusación y motivo de la condena para burlarse de los judíos al crucificar a su Rey. Lo crucifica con dos ladrones. Los llevaron por la Vía Dolorosa a crucificar con El (Lucas), y los pusieron uno a cada lado; y “El en medio,” resaltará Juan. Eran “malhechores” (Lucas), y Mateo-Marcos los presentan como “salteadores.”

A pesar de que la ley judía prohibía ejecutar a dos personas el mismo día, pero la ejecución era romana, donde las ejecuciones múltiples eran ordinarias en el mismo Oriente.

Y en Pilato aquella triple crucifixión pudo ser razón de comodidad, pero más parece que de sarcasmo para crucificar a Jesús como “Rey de los judíos,” conforme a la “tablilla” que él dictó, en medio de dos ladrones; lo que corresponde al carácter de Pilato.

“Los que pasaban lo injuriaban moviendo la cabeza”.-

Mateo resalta luego no sólo el desfile del pueblo ante Jesús crucificado, sino que pone una triple clase de injurias que se le dirigían: por los que “pasaban,” “moviendo su cabeza,” gran desprecio oriental (Job 16:4; Is 37:22, etc.); por “los príncipes de los sacerdotes, con los escribas y ancianos,” que acaso formaban grupos ostentosos, hablando en voz alta para que se los oyese bien (Marcos), si no es que algunos le dirigían abiertamente los insultos como saetas envenenadas; y también los “bandidos,” aunque éste era uno solo; y Lucas añade también una cuarta categoría: los “soldados.”

La injuria era eco de la confesión ante el sanedrín la noche anterior; prueba de la rapidez con que la divulgaron. Era la errónea acusación hecha, que no valió para la condena, de destruir y reedificar el templo, y el proclamarse Hijo de Dios. Si podía lo primero, que se salvase ahora del tormento de la cruz. Y si era Hijo de Dios, Dios le ha de librar de sus enemigos, según se leía, en un sentido “sapiencial,” en el libro de la Sabiduría (2:18). Pero era la hora de la redención, y por eso no podía bajar de la cruz.

“Desde la hora de sexta se extendieron las tinieblas sobre la tierra hasta la hora de nona”.-

Los tres sinópticos destacan estas tinieblas que se extendieron sobre “toda la tierra” desde la hora de sexta (mediodía) hasta la hora de nona (tres de la tarde).

Los judíos dividían, en el uso vulgar, el día en cuatro partes, cuya divisoria era la hora de sexta (mediodía), siendo las otras horas prima y tercia, desde el amanecer hasta las nueve y desde esta hora hasta el mediodía. Pero todo ello valorado con el sentido empírico de anchura y aproximación según las estaciones. Estas tinieblas están presentes precisamente el tiempo que Jesús está en la cruz. La expresión “toda la tierra” es una exageración; se refiere seguramente al horizonte que se divisaba desde el Calvario, o, a lo más, a Palestina.

Las tinieblas aparecen en los profetas como signo de la venganza divina. Significaban aquí la protesta divina por el deicidio que comete Israel.  También podría tener un valor simbólico. “El cielo es siempre sombra para el alma desolada” (Loisy). Sin embargo, los evangelistas presentan el hecho con una precisión cronológica que no tiene en los profetas. Y en Jerusalén, por esta época, se da el fenómeno de los “sirocos negros,” esto es un cierto oscurecimiento de la atmósfera por efecto de la gran cantidad de arena y polvo mezclado con la misma. “Se puede suponer que aquel fenómeno tuvo aquel día una intensidad milagrosa.

Las descripciones de los evangelistas no tratan de precisar la naturaleza del fenómeno; hablan según las “apariencias sensibles.” En todo caso, no pudo ser por efecto de un eclipse, ya que éste no puede darse durante el plenilunio, como era aquel 15 del mes de Nisán, a punto de empezar.

“Hacia la hora de nona exclamó Jesús con voz fuerte, diciendo: “Eli, Eli lema sabachtaní!” Que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.-

Hacia la hora de nona (tres de la tarde), Jesús, dando una “gran voz,” dijo en arameo lo que Mateo traduce: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”? Estas palabras con que Jesús pronuncia su cuarta “palabra,” momentos antes de su muerte, como se ve por el cotejo con las demás “palabras,” están tomadas del salmo 22:2, mesiánico.

El sentido es semejante al dolor de Getsemaní: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado” a estos tormentos? Era la naturaleza humana de Jesús que dejaba expresar la terrible angustia que sentía. ¿Acaso Jesús recitaba todo o parte de aquel salmo de su Pasión? Al conectar con él, la profecía se cumplía.

Al oír estas palabras de Eli, Eli., “algunos de los que allí estaban” pensaron que llamaba a Elías el profeta, que, según la concepción judía, presentaría al Mesías a Israel, y aquí piensan que es, sin duda, para salvarlo y presentarlo.

“Luego, corriendo, uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vinagre, la fijó en una caña y se la dio a beber”.-

Posiblemente esto se refiera a alguno de los espectadores judíos, que se lo explican a los “milites” de la custodia, y entonces “uno de ellos,” que por el contexto está junto a El, cosa que sólo podían hacer los soldados de la custodia, y que usa jabalina (Juan) tomó una esponja — que seguramente llevaban para lavarse de la sangre que les saltase de las crucificaciones —, la amarró a una “caña,” la empapó en “vinagre,” que era la usual “poska”, agua refrescante mezclada con vinagre, y a veces con otros ingredientes, y que usaban las tropas de la custodia, y se la dio a beber (Sal 69:22). Pero Jesús, al percibir aquel refresco, renunció a él (Juan).

“Jesús, dando un fuerte grito, expiró”.-.

Este tipo de gritos en agonizantes es conocido. Pero, como los cuatro evangelistas no usan para expresar la muerte de Jesús la palabra morir, que la usan en otros casos, así Juan dice que, “inclinando la cabeza, depuso el espíritu.

REFLEXION

Si enlazamos los cuatro evangelios, nos hacemos una idea completa de cómo fueron los últimos instantes de Jesus antes de expirar.

Estamos en la hora sexta, ahí está Jesús, ya clavado y la cruz en pié, y dice, ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!, lo que Jesús ha pronunciado es una plegaria.

Luego, habla con uno de los ladrones crucificado a su lado, el del otro lado se atreve a insultarlo, pero con el que habla, le pide algo y Jesús le responde, en su segunda palabra en la cruz ¡Amén, yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso!

En una escena conmovedora, Jesús de Nazaret, esta observando a su Madre, quien esta acompañada por la Hermana de Maria, la mujer de Clopás, también le acompaña Maria Magdalena, junto a ellos uno de los discípulos muy querido por Jesús, se trata de Juan. Gran sufrimiento para esta madre, ver su único hijo, crucificado, el que mirando a ella dice: ¡Mujer Ahí tienes a tu hijo!; y mirando a su discípulo y le dice ¡ahí tienes a tu madre!, que bello gesto, Jesús nos hace su hermano y nos regala una Madre. Entre algunos silencios, Jesús dice luego ¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!

Esta ya oscuro, esta oscuridad aumenta la ceguera del pueblo judío. Mucho ya se han retirado, queda menos gente en el calvario, Jesús aún se mantiene en la cruz, y dice algo: ¡Tengo Sed, tengo sed!, un guardia toma una vasija llena de vinagre, sujeta a una rama de hisopo, con una esponja empapada en vinagre se la acercan a la boca.

Jesús esta sufriendo mucho arriba de esa cruz, ¡Todo está cumplido!, y muere por la humanidad.

Unidos en la Oración

Pedro Sergio

 

 

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