(Diego
Velazquez) |
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MAYO, MES DEDICADO A NUESTRA SEÑORA (Juan Pablo II) En este día primero del mes de Mayo, junto con
todos vosotros, también yo he querido venir en peregrinación a este lugar
bendito, para arrodillarme a los pies de la imagen milagrosa, que, desde hace
siglos, no cesa de dispensar gracias y consuelo espiritual, y para dar así
comienzo solemne al mes mariano, que en la piedad popular encuentra
expresiones sumamente delicadas de veneración y afecto hacia nuestra madre
dulcísona. La tradición cristiana, que nos hace ofrecer flores, ramilletes y
piadosos propósitos a la Toda-hermosa y Toda-santa, encuentre en este
santuario, que sugiere en medio de la campiña romana, rica de luz y verdor,
el punto ideal de referencia en este mes consagrado a ella. Tanto más que su
imagen, representada sentada en el trono, con el Niño Jesús en sus brazos, y
con la paloma descendiendo sobre ella, como símbolo del Espíritu Santo, que
es precisamente el Divino Amor, nos trae a la mente los vínculos dulces y
puros que unen a "En tu seno se enciende el Amor por el que
caldeada en la eterna paz ha brotado así ésta flor." (Paradiso, 33, 7-9) Juan Pablo II Santuario de la Virgen del Divino Amor. Roma Homilía de la Misa 1° de Mayo de
1979 |
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Que María viva en tu corazón Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |