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LA SANTISIMA VIRGEN MARIA FRASES DE San Alberto Hurtado |
Caminando con Maria Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
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Así
como cuando vivía Jesús iba usted, ¡Oh Madre!, con el cántaro sobre la cabeza
a sacar agua de la fuente, venga ahora a tomar agua de la gracia y tráigala,
por favor, para nosotros que tanto la necesitamos. v
Es la
hora del triunfo de Cristo, por María. v
Este
mundo no nacerá para Cristo sino por María. v
La
familia nunca es tan familia como el día de la Madre; la Iglesia nunca es tan
Iglesia como el día de la Madre, de la Madre de Cristo y Madre nuestra
también... así lo sentimos todos: los indiferentes no menos que los
fervientes... El mes de María en todas las Iglesias... esas colas
interminables de fieles, de hombres, de gente alejada que siente en su
corazón tal día como hoy la nostalgia del hogar. Es la Madre y aquí viene
María también como cuando pequeños a descansar en su regazo, ¡qué día de tantas emociones para los hijos; de tantas
alegrías en el cielo..., porque en el cielo hay alegrías suplementarias... En
verdad os digo que más alegría en el cielo por un pecador... que por
tantos... v
La
Inmaculada Concepción de María Santísima: al deseo ardiente de no poner
obstáculo entre Dios y mi alma, nada que sea pecado, ni mortal ni venial, ha
de tener esta actitud; no por temor, sino por amor a nuestro Padre Dios cuya
ley ha escrito Él en nuestras almas y a cuyo cumplimiento nos está cada día
invitando con suavidad infinita. v
La
virtud perfecta es la de Nuestra Señora, y es impío pensar que tuvo
dificultad en su castidad, paciencia...... por tanto el mérito no depende de
la dificultad sino del amor. v
La
visibilidad de la Iglesia no consiste solamente en la visibilidad de los
miembros tomados individualmente, sino en la visibilidad de su unidad, en la
visibilidad de su comunidad. v
María
Santísima. La más bella criatura... Objeto toda ternura... pero su misión no
es ser Ella el centro culto, sino llevarnos a Cristo y por Él al Padre... v
Modelo
de cooperación: María como Madre no quiere condecoraciones ni honras, sino
prestar servicios. v
Mundo
de santos: a eso estamos llamados. Y esa ha sido siempre la misión de María
con Jesús, tal vez por eso que su presencia incluso sensible en medio de
nosotros se hace cada vez mayor: apariciones, milagros, y ese milagro de ese
mar que se mueve bajo su influjo a la invocación de su nombre. v
No hay
piedad mariana que termine en María, pero sí rasgo distintivo, por María ir a
Cristo y consagración de nuestra vida a María para que Ella la presente a
Jesús. v
Pero,
el que ama a María, querrá imitarla en todo, y, como Ella, procurará hacer
conocer y amar a su hijo Cristo, marchando al apostolado de las almas,
apostolado que se hace hoy más necesario que nunca porque vemos a los países
y a los individuos que atraviesan por horribles crisis, religiosa, moral y
económica. v
Por eso
aunque sea legítimo el acceso directo a Cristo, los congregantes marianos
creen interpretar fielmente el pensamiento de Cristo al ir a Él por medio de
María y por eso la hacen a Ella centro especial de su culto, de un amor; su
acceso a la congregación significa una ratificación expresa de su
consagración a Ella como Reina, como Madre, como La Mediadora... |