VIAJE A LOURDES

TESTIMONIO

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

www.caminando-con-maria.org

 

 

 

En febrero de 1974, llegaba a mi primera peregrinación a Lourdes en el tren que  venía desde Bayona, al sur de Francia, era un viaje de algunas horas,  no demasiado,  pero yo había salido desde Chile para legar hasta allí. Fue un viaje por mar hasta Barcelona que duro 28 días, luego de Barcelona-Madrid-San Sebastián, frontera de Irún, San Juan de Luz ya en Francia, Bayona y Lourdes.

Gran devoción por la Virgen de Lourdes conocí desde muy pequeño, muy cerca de la entrada de mi casa, mi padre construyó una pequeña gruta, y en ella puso la imagen de la Virgen de Lourdes y frente a ella La imagen de Santa Bernardita en posición de rodillas.

Han transcurrido ya más de cincuenta años, y la gruta sigue en el mismo lugar, las imágenes son las mismas, restauradas por la mano de mi madre, quien la ha intentado mantener con el paso del tiempo en buenas condiciones. Mi padre que aún esta con nosotros, riega todos lo días las flores del jardín que rodea esta gruta. Nunca vi a alguien de mi familia que no se detuviera un instante frente a la gruta al salir por la mañana o al regresar a la casa.

No dejo de agradecer los cariños de mama y me doy cuenta como el amor por nuestra madre es desde la concepción, de sus cuidados dependemos dentro del vientre de ella, y del primer sorbo de alimento que nos da, ¿alguien ha visto a una madre amamantar a su hijo sin una sonrisa o sin un caricia?, nosotros a esa edad le agradecemos con un alegre pataleo, y un gorgojeo. Pero además está la enseñanza, especialmente la religiosas, es así como desde muy pequeño le ví a  ella grandes gestos de amor a la Virgen, y de veneración por ser además como ellas nos decía, Maria, una joven ejemplar, elegida por Dios para ser la Madre de Jesús. El amor mutuo con mi madre, fue relevante en el aprendizaje a sentir lo mismo hacia la Santísima Virgen.

Así es, como cultivando el amor a nuestra madre, luego aprendemos a amar a la Virgen como madre, y nos educamos con la oración, la veneramos con el Ave Maria que repetimos sin cesar y sin descansar una y otra vez, y  por supuesto esta es una bella forma de llegar a su  hijo Jesucristo. Esa es la gran enseñanza que hemos recibido de nuestros padres y lo que extraño mucho hoy día. Y es por esa razón que no es fácil que un joven de esta generación pueda entender como una persona puede hacer un viaje tan largo, por pocos días, por sólo ir a orar, ¿a quien?, a quien parió al Hijo de Dios, a quien por sus benditos pechos fue amamantado, a ella que lo tuvo en sus brazos junto a su corazón, ella que nos motiva pidiendo “hagan lo que El les diga”.

Cuando abordé el tren en Bayona en dirección a Lourdes, éste estaba con todos sus asientos ocupados, sin embargo, eso no fue lo que me llamo la atención, si me impresiono los tipos de pasajeros, en su mayoría enfermos, inválidos, ancianos, sus miradas enseñaban, porque en los ojos de cada uno de esos transitorios y eventuales acompañantes aprendí a conocer dos palabras que son parte ya de mí e intento comunicar a los demás, esperanza y fe. Esperanza por su significado, creer que lo conseguiré, y fe porque es la convicción, la confianza, que por intermedio de la oración al la Virgen, lo conseguiré, ¿Qué cosa?, sanarse, sea de la enfermedad que se padece como de la intranquilidad espiritual.

Muchos días había tardado en llegar hasta Bayona, pero me faltaban unas pocas horas y estaría allí junto a la gruta donde Ella había aparecido. Cuando llegue a Lourdes, me impresioné de dos cosas, que hoy las recuerdo muy bien, la cantidad de gentes de distintos lugares que hasta allí llegan y el silencio que se respiraba a pesar de tanto gentío. Recuerdo como mi corazón cantaba en silencio mental, “Virgen de Lourdes, dame tu silencio y paz, para escuchar tu voz” . En efecto, me quedé unos instantes en la Estación de Ferrocarril, para organizar mi estadía en Lourdes y para observar como descendían del tren los pasajeros, muchos en sillas de rueda y otros en camillas. En sus manos, había siempre dos elementos, un rosario y algo para devolverse a casa con agua de la gruta, jarras, botellas o envases similares.

Por lo general, creo que lo primero que hacemos cuando llegamos aún lugar que no conocemos y estaremos allí algunos días, es buscar alojamiento, pero yo me fui caminando desde la Estación de Ferrocarril hasta el Santuario. El trayecto hasta la gruta no lleva  mucho tiempo, la alegría de estar allí, me hacía caminar como en las nubes. A medida que me iba acercando, no era necesario preguntar donde estaba el santuario, todos caminaban hacia ese lugar, entonces sentía como comenzaba a brotar en mi corazón una y otra oración, el aíre me llenaba los pulmones y me hacia sentir la presencia de nuestra Santa Virgen, algo flotaba en el aire que me llenaba de ella, es así como mi alma se situó en ese minuto junto al corazón tan nítidamente, que este último no disimulaba su emoción y se agitaba sobreexcitadamente.

En febrero en Francia, es invierno, y en ese lugar el clima es algo frío, sin embargo el día lo sentía hermoso, auque parecía nublado, semi-despejado. El día es corto, cerca de la 5 de la tarde ya se hace de noche, yo no me di cuenta de eso, hasta que observé que todos regresaban a descansar, había estado cerca de cuatro horas, una de ella en misa, recuerdo que fue en francés, idioma del cual no tenía un gran dominio. Se oían además personas de muchas lenguas, que agradable me sentía el estar en un lugar que se respiraba aíre de oración y santidad aunque no entendiera lo que se oraba, pero estar rezando al Señor en su casa, comunicándose con él y dando gracias por llegar hasta allí, como  así mismo,  el estar conversando con la Virgen desde el corazón, es un leguaje que no necesita en ninguna parte del mundo de traducción.

Tres días estuve allí, domingo, “Misterios Gloriosos”, lunes, “Misterios Gozosos” y   martes, “Misterios Doloroso”, todo un rosario para ella, y cincuenta peticiones diarias. Creo que ninguna ha sido desoída, lo que ha cautivado profundamente mi respeto y gran veneración.

Cinco años mas tardes, regresé a Lourdes, con mi hija Catalina, en ese entonces de seis años, en esa fecha tomamos la decisión de que nuestra próxima hija, se llamaría Bernardita y luego así fue, cuando nació la bautizamos con ese nombre en homenaje a la santa de aquel lugar, y mi hija esta muy orgullosa de ese nombre, porque es de una vida ejemplar y esta dedicado a la Virgen que le sonrió a la joven campesina francesa Bernadette Soubirous en 1858.

Así es, como hoy hace ya treinta y cinco años, que fui por primera vez a Lourdes, pero ya la conocía en mi corazón desde muy pequeño, gracias a mi padre que con sus manos construyó una gruta junto a nuestra casa, para honrar a la Virgen con las flores de su jardín.

Muchas personas opinan que viajar es efímero, en lo que tienen razón es que el tiempo de estar en lugares como este, dura poco, pero la felicidad de haber estado allí, dura por siempre y te invita a regresar, por tanto el año 2008 recién pasado, regresé por tercera vez con mi hija Catalina, con el deseo de volver cuado Dios quiera.

BERNARDITA SOUBIROUS

 

Bernardita Soubirous y su familia

En el siglo XIX Lourdes, es una cabeza de partido de más de 4.000 habitantes, entre los cuales hay notables, notarios, abogados, médicos oficiales, pero también obreros, canteros, pizarreros y pequeños artesanos, tales como los molineros. Los molinos son numerosos, algunos fuera de la ciudad, a lo largo de uno de los riachuelos que mueren en el Ave; así el Lapacca.

Bernardita Soubirous nace en uno de ellos, el Molino de Boly, el 7 de enero de 1844. Vivirá allí 10 años con sus padres. Son molineros y ganan honradamente su vida. Llamará a ese lugar el molino de la felicidad, porque allí descubre algo muy importante en la vida de todo hombre, de toda mujer: el amor humano. Alguna vez dirá: "Papa y mamá se aman". Esta experiencia hará de ella una joven profundamente equilibrada, sobre todo en el momento de la prueba, de la miseria y de la enfermedad.

HE AQUÍ LO QUE NOS CUENTAN LOS CONTEMPORÁNEOS DE BERNARDITA

 

María Lagües, nodriza de Bernardita

Siendo todavía un bebé, Bernardita era ya muy graciosa y a los vecinos les gustaba verla y llevarla en brazos

     "Era tan dulce y graciosa, que resultaba imposible no quererla".

lagues.jpg"Bernardita a pesar del cansancio que le daba su respiración corta y molesta, se mostraba alegre y risueña. Nunca nos causó molestias: tomaba lo que le ofrecían y se mostraba contenta. Por eso la queríamos mucho".

Tía Bernarda Casterot, madrina de Bernardita:

"Bernardita tenía buen carácter; era muy dócil; si la reñían, no contestaba".

El P. Pène, vicario de la parroquia de Lourdes en 1858.

"Bernardita era pequeña para su edad, enclenque, ligeramente asmática, su cara era redonda pero regular, sus ojos hermosos. Su talla menuda la hacía pasar por una chica de 2 a 3 años más joven de lo que era en realidad".

"Todo en Bernardita respiraba inocencia, sencillez, bondad".

Juan Barbet, maestro.

"Bernardita tiene dificultad para aprender de memoria el catecismo, porque no puede estudiarlo al no saber leer; pero pone mucho empeño en captar el sentido de las explicaciones. Por lo demás está muy atenta, sobre todo es muy piadosa y muy modesta".

 

 

LAS APARICIONES

Jueves 11 de febrero : El encuentro

Acompañada de su hermana y de una amiga, Bernardita se dirige a la Gruta de Massabielle, al borde del Gave, para recoger leña, ramas secas y pequeños troncos. Mientras se está descalzando para cruzar el arroyo, oye un ruido como de una ráfaga de viento, levanta la cabeza hacia la Gruta: "VI A UNA SEÑORAVESTIDA DE BLANCO: LLEVABA UN VESTIDO BLANCO, UN VELO TAMBIÉN DE COLOR BLANCO, UN CINTURÓN AZUL Y UNA ROSAAMARILLA EN CADA PIE." Hace la señal de la cruz y reza el rosario con la Señora. Terminada la oración, la Señora desaparece de repente.

Domingo 14 de febrero: El agua bendita

Bernardita siente una fuerza interior que la empuja a volver a la Gruta a pesar de la prohibición de sus padres. Debido a su insistencia, su madre le da permiso para volver. Después de la primera decena del rosario, Bernardita ve aparecer a la misma Señora. Le echa agua bendita. La Señora sonríe e inclina la cabeza. Terminado el rosario, la Señora desaparece.

Jueves 18 de febrero : La Señora habla

Por primera vez, la Señora habla. Bernardita le ofrece papel y una pluma y le pide que escriba su nombre. La Señora le dice: "No es necesario" y añade: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro. ¿Quieres hacerme el favor de venir aquí durante quince días?".

Viernes 19 de febrero : Aparición breve y silenciosa

Bernardita llega a la Gruta con una vela bendecida y encendida. De aquel gesto nacerá la costumbre de llevar velas para encenderlas ante la Gruta.

Sábado 20 de febrero : En el silencio

La Señora le ha enseñado una oración personal. Al terminar la visión, una gran tristeza invade a Bernardita.

Domingo 21 de febrero: "Aquero"

Por la mañana temprano la Señora se presenta a Bernardita, a la que acompañan un centenar de personas. Después es interrogada por el comisario de policía Jacomet, que quiere que diga lo que ha visto. Bernardita no habla más que de "AQUERO" (aquello).

Martes 23 de febrero: El secreto

Rodeada por unas ciento cincuenta personas, Bernardita se dirige hacia la Gruta. La Aparición le comunica un secreto, una confidencia "sólo para ella", pues sólo a ella concierne.

Miércoles 24 de febrero: ¡Penitencia!

Mensaje de la Señora: "¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Ruega a Dios por los pecadores!

¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!"

Jueves 25 de febrero: La fuente

Trescientas personas están allí presentes. Bernardita cuenta: "ME DIJO QUE FUERA A BEBER A LA FUENTE [...] NO ENCONTRÉ MÁS QUE UN POCO DE AGUA FANGOSA. AL CUARTO INTENTO, CONSEGUÍ BEBER; ME MANDÓ TAMBIÉN QUE COMIERA HIERBA QUE HABÍA CERCA DE LA FUENTE, LUEGO LA VISIÓN DESAPARECIÓ Y ME MARCHÉ." Ante la muchedumbre que le comenta: "¿Sabes que la gente cree que estás loca por hacer tales cosas?", Bernardita sólo contesta. "ES POR LOS PECADORES."

Sábado 27 de febrero : Silencio

Hay allí ese día ochocientas personas. La Aparición permanece silenciosa. Bernardita bebe agua del manantial y hace los gestos habituales de penitencia.

Domingo 28 de febrero : Penitencia

Más de mil personas asisten al éxtasis. Bernardita reza, besa la tierra y se arrastra de rodillas en señal de penitencia. A continuación se la llevan a casa del juez Ribes que la amenaza con meterla en la cárcel.

 

 

 Lunes 1 de marzo : Primer milagro

Se han congregado más de mil quinientas personas y entre ellas, por primera vez, un sacerdote. Durante la noche, Catalina Latapie, una amiga de Lourdes, acude a la Gruta, moja su brazo dislocado en el agua del manantial y el brazo y la mano recuperan su agilidad.

Martes 2 de marzo : Mensaje para los sacerdotes

La muchedumbre aumenta cada vez más. La Señora le encarga: "Vete a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión." Bernardita se lo hace saber al cura Peyra-male, párroco de Lourdes. Éste tan sólo quiere saber una cosa: el nombre de la Señora. Exige, además, como prueba, ver florecer en invierno el rosal silvestre de la Gruta.

Miércoles 3 de marzo : Una sonrisa

A las siete de la mañana, cuando ya hay allí tres mil personas, Bernardita se encamina hacia la Gruta; pero ¡la Visión no aparece! Al salir del colegio, siente la llamada interior de la Señora; acude a la Gruta y vuelve a preguntarle su nombre. La respuesta es una sonrisa. El párroco Peyramale vuelve a decirle: "Si de verdad la Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer el rosal de la Gruta.

Jueves 4 de marzo: ¡el día más esperado!

El gentío cada vez más numeroso (alrededor de ocho mil personas) está esperando un milagro al finalizar estos quince días. La visión permanece silenciosa. El cura Peyramale se mantiene en su postura. Durante los veinte días siguientes, Bernardita no acudirá a la Gruta; no siente dentro de sí la irresistible invitación.

Jueves 25 de marzo: ¡El nombre que se esperaba!

Por fin la visión revela su nombre; pero el rosal silvestre sobre el cual posa los pies durante las apariciones no florece. Bernardita cuenta: "LEVANTÓ LOS OJOS HACIA EL CIELO, JUNTANDO EN SIGNO DE ORACIÓN LAS MANOS QUE TENÍAABIERTAS Y TENDIDAS HACIA EL SUELO, Y ME DIJO: QUE SOY ERA IMMACULADA COUNCEPCIOU." La joven vidente salió corriendo, repitiendo sin cesar, por el camino, aquellas palabras que no entiende. Palabras que conmueven al buen párroco, ya que Bernardita ignoraba esa expresión teológica que sirve para nombrar a la Santísima Virgen. Solo cuatro años antes, en 1854, el papa Pío IX había declarado aquella expresión como verdad de fe, un dogma.

Miércoles 7 de abril : El milagro del cirio

Durante esta Aparición, Bernardita sostiene en la mano su vela encendida, y en un cierto momento la llama lame su mano sin quemarla. Este hecho es inmediatamente constatado por el médico, el doctor Douzous.

Jueves 16 de julio: Última Aparición

Bernardita siente interiormente el misterioso llamamiento de la Virgen y se dirige a la Gruta; pero el acceso a ella estaba prohibido y la gruta, vallada. Se dirige, pues, al otro lado del Gave, enfrente de la Gruta. "ME PARECÍA QUE ESTABA DELANTE DE LA GRUTA, A LA MISMA DISTANCIA QUE LAS OTRAS VECES, NO VEÍA MÁS QUE A LA VIRGEN, ¡JAMÁS LA HABÍA VISTO TAN BELLA!"

Mgr Laurence, Obispo de Tarbes y Lourdes de 1844 a 1870.

Reconocimiento oficial de las apariciones por la Iglesia

A la entrada de la Basílica Superior, a la derecha, se puede leer grabada en una placa de mármol la declaración solemne del Obispo de las Apariciones, Monseñor Laurence : "Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se ha aparecido realmente a Bernardita Soubirous, el 11 de febrero de 1858 y los días siguientes, hasta diez y ocho veces, en la Gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de Lourdes; que esta aparición reviste todos los caracteres de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla como cierta. Humildemente sometemos nuestro juicio al Juicio del Soberano Pontífice, que está encargado del gobierno de la Iglesia universal".

Esta declaración del Obispo de Tarbes es fundamental: 4 años después de las Apariciones, el 18 de enero de 1862, las declara auténticas en nombre de la Iglesia.

Mons. Laurence no tardó mucho: las 18 Apariciones tuvieron lugar del 11 de febrero al 16 de julio, y el 28 de julio creó una comisión de investigación "para recoger y constatar los hechos que han ocurrido o que podrían ocurrir todavía en la gruta de Lourdes o por su causa; para indicárnoslos, para darnos a conocer su carácter y proporcionarnos de esa manera los elementos indispensables para llegar a una solución".

 

Una comisión de investigación

La comisión debe investigar las curaciones atribuidas al uso del agua de la gruta. Esta agua ¿es natural o sobrenatural? Las visiones de Bernardita ¿son reales? En caso afirmativo ¿tienen un carácter divino? La aparición ¿ha hecho peticiones a la niña? ¿Cuales? La fuente de la gruta ¿existía antes de la visión que Bernardita pretende haber tenido?

En la disposición por la que crea la comisión, el Obispo insiste sobre la importancia del trabajo que hay que realizar: encuesta para restablecer los hechos, interrogatorio de los testigos, consulta de los hombres de ciencia, especialmente los médicos que hubieran tratado los enfermos antes de su curación, pero también, a los hombres versados en las ciencias de la física, química, geología. "La Comisión no debe descuidar nada para aclararlo todo y llegar a la verdad, sea la que sea».

Durante casi cuatro años, la Comisión investiga, interroga a Bernardita, y el obispo emite sus conclusiones en una famosa carta pastoral, del 18 de enero de 1862 "enjuiciando las Apariciones que han tenido lugar en la Gruta de Lourdes".

Una carta pastoral sólidamente elaborada

Después de relatar las Apariciones, el obispo explica la sabia lentitud de la Iglesia en la apreciación de los hechos sobrenaturales: exige pruebas seguras, antes de admitirlas y proclamarlas divinas, porque el demonio puede engañar a los hombres disfrazándose de ángel de luz:"Nos hemos inspirado en la Comisión compuesta por sacerdotes prudentes, instruidos, experimentados que han interrogado a la niña, estudiado los hechos, examinado todo, pesado todo. Hemos acudido a la autoridad de la ciencia y hemos quedado convencidos de que la Aparición es sobrenatural y divina, y que, por consiguiente, lo que Bernardita ha visto, es la Santísima Virgen. Nuestra convicción se ha basado en el testimonio de Bernardita, pero, sobre todo, en los hechos que se han producido y que no pueden explicarse sino por intervención divina".

El testimonio de Bernardita

El primer argumento del obispo es que Bernardita no ha querido engañar, es sincera y su testimonio presenta todas las garantías que podemos desear. "¿Quién no admira, acercándose a ella, la sencillez, el candor, la modestia de esa niña? Sólo habla cuando se le pregunta, entonces lo cuenta todo sin afectación con una ingenuidad enternecedora y a las numerosas preguntas que le hacen, da, sin dudar, unas respuestas claras, precisas, pertinentes, impregnadas de fuerte convicción". Y el obispo subraya que Bernardita no se ha inmutado ni ante las amenazas, ni tentada por generosas ofertas. "Siempre consecuente consigo misma, en los diferentes interrogatorios que le han hecho, ha mantenido siempre lo que había dicho antes, sin añadir ni quitar nada. La sinceridad de Bernardita es, pues, incontestable".

Pero el obispo va más lejos en su argumentación. Bernardita es sincera, no se ha equivocado. "Pero si Bernardita no ha querido engañar, ¿no se habrá engañado ella misma? ¿No habrá creído ver y oír lo que no vio ni oyó? ¿No habrá sido víctima de una alucinación? ¿Cómo podríamos creer eso? La prudencia de sus respuestas revela en esta niña un espíritu recto, una imaginación tranquila, un sentido común muy por encima de su edad. El sentimiento religioso nunca ha revestido en ella un carácter exaltado; no se ha visto en la joven, ni desorden intelectual, ni alteración de los sentidos que hayan podido disponerla a creaciones imaginarias". Y el obispo añade que Bernardita ha visto, no sólo una vez sino 18 veces, improvisamente, sin ninguna preparación y que otras veces, cuando ella esperaba, no vio nada. Anota que su expresión cambiaba durante las Apariciones, y que entonces oía un lenguaje que no siempre entendía, pero que recordaba. "Ese conjunto de circunstancias no permiten que creamos en una alucinación. Por consiguiente la joven ha visto y oído realmente a un ser que se decía la Inmaculada Concepción; y como ese fenómeno no puede explicarse naturalmente, tenemos base para creer que la aparición es sobrenatural".

 

Las maravillas de la gracia

Completando el testimonio de Bernardita, el obispo evoca los "hechos maravillosos que se han realizado desde la primera aparición. Si se debe juzgar al árbol por sus frutos, podemos decir que la aparición contada por la joven es sobrenatural y divina; porque ha producido unos efectos sobrenaturales y divinos".

El obispo recuerda la muchedumbre siempre en aumento y recogida que acompaña las apariciones y luego, cuando estas terminan, "acuden a la Gruta peregrinos de los distritos lejanos, así como de regiones vecinas, para rezar y pedir favores a María Inmaculada. Almas cristianas se han fortalecido en la virtud, hombres sumidos en la indiferencia han vuelto a la práctica de la religión, pecadores obstinados se han reconciliado con Dios después de haber invocado a Nuestra Señora de Lourdes. Esas maravillas de la gracia, que ofrecen un carácter de universalidad y de duración sólo pueden tener a Dios como autor ¿no son por consiguiente confirmación de la veracidad de las apariciones?".

Después de las maravillas obradas "para el bien de las almas", el obispo pasa a los efectos producidos en la salud de los cuerpos, especialmente en los enfermos que, después de haber visto a Bernardita beber y lavarse en el lugar señalado por la Aparición, se preguntaban si no era la indicación de una virtud sobrenatural bajada sobre la fuente de Massabielle. "Con esta idea, unos enfermos probaron el agua de la Gruta y no fue sin éxito; varios, cuya enfermedad había resistido a los tratamientos más enérgicos, recobraron súbitamente la salud. Esas curaciones extraordinarias tuvieron una inmensa resonancia. Enfermos de todas partes pedían agua de Massabielle... No podemos hacer aquí la enumeración de todos los favores obtenidos, pero lo que debemos decir es, que el agua de Massabielle ha curado enfermos desahuciados y declarados incurables. Esas curaciones han sido conseguidas por el empleo de un agua desprovista de cualquier cualidad natural curativa, como informan competentes químicos que la han sometido a rigurosos análisis"

Esas curaciones son permanentes, precisa Mons. Laurence, y se pregunta quién las ha realizado: "La ciencia, consultada sobre ello ha respondido negativamente. Esas curaciones son obra de Dios". Ahora bien, observa el obispo, están directamente vinculadas a la Aparición que es su punto de partida y ha inspirado la confianza de los enfermos.


Juicio del Obispo

Y el Obispo concluye: "Existe pues una estrecha relación entre las curaciones y la Aparición; la Aparición es divina, ya que las curaciones llevan un sello divino. Pero lo que viene de Dios es verdad. Por consiguiente, la Aparición que se dice la Inmaculada Concepción, lo que Bernardita ha visto y oído, es la Santísima Virgen. Gritemos pues: el dedo de Dios está aquí". Y el obispo aludiendo a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por Pío IX a finales de 1854, exclama:"He aquí que tres años después, la Santísima Virgen apareciéndose a una niña le dice "Yo soy la Inmaculada Concepción. Quiero que se levante aquí una capilla en mi honor". ¿No parece querer consagrar con un monumento el oráculo infalible del sucesor de San Pedro?". Sigue después, habiendo invocado el santo nombre de Dios, el texto del decreto con el reconocimiento oficial de las Apariciones que hemos citado al principio.

Las Apariciones y la Iglesia

Este juicio de la Iglesia es esencial, porque las Apariciones no añaden nada al credo ni al Evangelio: son un toque de atención para una época que tiende a olvidarlos, son como una Visita profética a nuestro mundo. Dios no nos centra en lo maravilloso o extraordinario: por las apariciones nos indica que volvamos al Evangelio, que es la Palabra de su Hijo, la Palabra de Vida. La conformidad del mensaje con el Evangelio, la autenticidad de la vida del testigo, los frutos de santidad que salen de él para el pueblo de Dios, esos son los criterios de autenticidad de una Aparición en la Iglesia. En Lourdes se verifican con una nitidez especial: la Iglesia no se ha equivocado en ellos.

 

 

Un tiempo de reflexión

Lo primero que descubrió Bernardita fue la contemplación. Conocía el Carmelo de Bagnères. En 1860-61, habló con su prima de una orden dedicada a San Bernardo. Le gustaría entrar en ella, pero su salud y su pobreza para aportar la dote resultaron un grave obstáculo.

En 1863, las hermanas del hospicio lo orientan hacia el cuidado de los enfermos. Fue una experiencia decisiva. Lo que apreciaba, entre otras cosas, en las hermanas de Nevers, era la discreción con que la trataban, en contraste con otras solicitudes, que le venían de todas las partes. Dirá más tarde: "Voy a Nevers porque nadie me lo ha pedido". El 27 de septiembre de 1863, Bernadette tuvo una conversación muy interesante con Monseñor Forcade, obispo de Nevers. Durante los meses siguientes, Bernardita va madurando su decisión sobre nuevas bases.

El 4 de abril de 1864, después de la misa en el Hospicio, Bernardita va a hablar con la superiora, Sor Alexandrine Roques y le dice: "Querida Madre, ya sé a donde debo ir como religiosa [… ]. Con ustedes”.

En Nevers, la superiora, Madre Joséphine Imbert, vacilaba. Se preocupaba por los trastornos que la celebridad de la vidente podía acarrear a la comunidad religiosa que la recibiría. La Madre María Teresa Vauzou, maestra de novicias, era favorable. El obispo apoyaba la solicitud que él mismo había provocado, admitido y transmitido.

El 19 de noviembre de 1864, Bernardita recibe la respuesta favorable. El postulantado podría comenzar, pero cae enferma, de principios de diciembre de 1864 a finales de enero de 1865. Durante su convalecencia sufre la pena de la muerte de uno de sus hermanos, Justin.

Bernardita comenzó el postulantado en febrero de 1865 y, en abril de 1866, solicita entrar en el noviciado.

El 28 de abril de 1866, anuncia su partida. Pero Mons. Laurence quiere que esté presente en la inauguración de la cripta. Bernardita asiste a la ceremonia y participa en la primera procesión oficial que respondía a la petición de la Virgen. Bernardita es víctima del acoso de los curiosos.

Mons. Laurence autoriza finalmente la partida.

El 3 de julio de 1866, toda la familia se reúne en el molino

El tiempo de la vida consagrada

 

Del 4 al 7 de julio de 1866, hace el viaje Nevers. Es la primera y la última vez que Bernardita toma el tren y se va de su tierra de los Pirineos.

Después de contar las apariciones, Bernardita se pone la esclavina y el gorro de postulante. Dijo expresamente que venía allí "para ocultarse".

Bernardita sentía nostalgia de su tierra. Dirá: "Este es el mayor sacrificio de mi vida". Lo superará con gran ánimo, y también con humor. Y asumirá sin reservas esta nueva etapa: "Mi misión en Lourdes ha terminado", "Lourdes no es el cielo".

Toma el hábito el 29 de julio de 1866, tres semanas después de su llegada, con otras 42 postulantes. Recibe el nombre de hermana Marie-Bernarde.

En septiembre de 1866, el asma de Bernardita empeora. En octubre, su estado se agrava. El doctor Robert San Cyr, médico de la comunidad, garantiza que no pasará de esa noche. La Madre Mará Teresa considera bueno que Bernardita haga la profesión religiosa in articulo mortis. Sobrevive a esa noche.

En diciembre de 1866, le llega la noticia del fallecimiento de su madre, de 41 años.

El 2 de febrero de 1867, Bernardita, recuperada, reanuda el noviciado y el 30 de octubre de 1867 hace profesión ante Mons. Forcade. Hace profesión de "pobreza, de castidad, de obediencia y de caridad". Cada profesa recibe el Crucifijo, el Libro de las Constituciones y la carta de obediencia y de destino a una casa religiosa.

Bernardita es destinada a la casa madre, como ayudante de la enfermera.

En 1869, reaparecen en Bernardita los problemas de salud.

En marzo de 1871, recibe la noticia de la muerte de su padre.

De 1875 a 1878, la enfermedad avanza. En ese estado pronuncia los votos perpetuos.

El 11 de diciembre de 1878, guarda cama definitivamente, en su capilla blanca como llama ella a la gran cama con cortinas. Muere el 16 de abril de 1879. El 30 de mayo de 1879, el féretro con el cuerpo de Bernardita es depositado en el sótano del oratorio de San José.

Otras fechas importantes:

*      1907: apertura del proceso ordinario de beatificación, que termina en 1909.

*      1909: el 22 de septiembre, primera exhumación del cuerpo de Bernardita.

             El cuerpo se encuentra intacto.

*      1913: el 13 de agosto, el Papa Pío X autoriza la introducción de la causa de beatificación.

*      1919: el 3 de abril: segunda exhumación para reconocimiento del cuerpo.

*      1923: el 18 de noviembre, Pío XI declara la heroicidad de las virtudes.

*      1925: el 18 de abril, tercera exhumación del cuerpo, que se sigue manteniendo incorrupto. El 14 de junio, beatificación de Bernardita, por el Papa Pío XI, en San Pedro de Roma. El 18 de julio, el cuerpo de Bernardita es colocado en una urna, después de cubrir las manos y la cara con una fina película de cera. El 3 de agosto, traslado de la urna, del noviciado a la capilla del convento de San Gildard.

*      1933: el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, canonización de Bernardita por el Papa Pío XI.

*      1958: centenario de las apariciones de Lourdes. 4 millones y medio de peregrinos.

*      1979: centenario de la muerte de Santa Bernardita.

El cuerpo de Bernardita

Urna-relicario de Bernardita en Nevers.

 

Bernardita fue enterrada en el cementerio del Convento. Treinta años después, se debe proceder a la exhumación de su cuerpo como exige la incoación de la causa de beatificación.

Exhumado en septiembre de 1909, en abril de 1919, luego en abril de 1925, el cuerpo incorrupto de Bernardita se conserva desde el 3 de agosto de 1925, en una urna-relicario situada en la capilla del antiguo Convento de San-Gildard de Nevers.

Ante la sorpresa general, se constata que el tiempo no ha alterado su cuerpo, que se encuentra perfectamente conservado. Se puede contemplar, en la actualidad, dentro de una urna, en la capilla del convento de Nevers. El tiempo tampoco ha alterado la actualidad del testimonio de vida de Bernardita, proclamada ante el mundo como santa por el papa Pío XI, el 8 de diciembre de 1933.

Viniendo a recogerse ante el cuerpo de Bernardita, el peregrino ve hoy la cara que contemplo 18 veces a la Santísima Virgen, las manos que, a petición Virgen, escarbaron en el suelo e hicieron brotar la fuente en el fondo de la Gruta, los labios que transmitieron las palabras de la Inmaculada y el mensaje de Lourdes.

 

El rostro que se volvió 18
veces hacia la Virgen María

Si en Nevers, a 800km de Lourdes, se pueden ver el cuerpo y la cara de Santa Bernardita, incorruptos y visibles, también en el Santuario de Lourdes existe un relicario con reliquias de la santa, particularmente una costilla, en la capilla de San José de la Cripta. El 18 de febrero, en la fiesta de Santa Bernardita, las reliquias se llevan en procesión por la ciudad y son expuestas después para la oración

Capilla del Convento San Gildard de Nevers

http://www.sainte-bernadette-nevers.com

34 rue Saint-Gildard

58000 Nevers

Tél : 03 86 71 99 50

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La Beatificación de Bernardita

El 2 de junio de 1925, en la sala del Consistorio, el papa Pío XI declaraba que Bernardita podía ser proclamada Beata. En la mañana del domingo 14 de junio, fiesta del Corpus, la Basílica de San Pedro vibraba de alegría, resplandeciente de luz. Bajo sus bóvedas y su cúpula dorada, un gentío inmenso estaba reunido junto a la Madre María Teresa Bordenave, Superiora general de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers, y de gran número de sus religiosas. Leído el texto de la beatificación estallaron los aplausos. Luego fue el canto del "Te Deum", cuando las campanas de San Pedro empezaron a repicar. En ese mismo momento era descubierto un cuadro de Bernardita, representando a la vidente de Lourdes llevada por los ángeles hacía la Virgen Inmaculada que le tendía los brazos. Desde entonces, Bernardita, honrada como Beata tendrá su fiesta litúrgica, su oficio propio, allí donde Roma lo permita. Se podrán exponer y venerar públicamente sus reliquias. Arrodillado en el centro del coro, Pío XI se recoge. Alguien va hacía él, mientras termina su oración: el más joven de los hermanos de Bernardita, Pedro Soubirous va a ofrecer al jefe de la Iglesia una reliquia de su bienaventurada madrina. El 3 de agosto siguiente el cuerpo de Bernardita será depositado en el coro de la gran capilla del convento de San Gildard en Nevers (Francia).

La Canonización de Bernardita

El 8 de diciembre de 1933, el papa Pío XI pronuncia solemnemente la fórmula de la canonización de Bernardita : "En honor de la Santísima e indivisible Trinidad, para la exaltación de la fe católica y para el incremento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de madura deliberación y habiendo implorado la ayuda divina, el parecer de nuestros venerables hermanos los cardenales de la Santa Iglesia Romana, los Patriarcas, los Arzobispos y Obispos, declaramos y definimos Santa a la Beata María Bernarda Soubirous y la inscribimos en el catálogo de los Santos, estableciendo que su memoria será piadosamente celebrada todos los años en la Iglesia universal el 16 de abril, día de su nacimiento para el cielo".

Al terminar la misa solemne celebrada por el Papa Pío XI, los asistentes entonaron espontáneamente el canto del "Ave María", como se canta en Lourdes.

 

 

FECHAS IMPORTANTES

*      7 de enero de 1844, Nacimiento de Bernardita Soubirous en el Molino de Boly. Hija de Francisco Soubirous, molinero, y de Luisa Casterot

*      9 de febrero de 1844, Bautizo de Bernardita Soubirous

*      11 de febrero - 16 de julio de 1858, Dieciocho apariciones de la Virgen en la Gruta de Massabielle.

*      4 de julio de 1866, Bernardita parte de Lourdes para Nevers

*      29 de julio de 1866, Bernardita toma el hábito de las Hermanas de la Caridad de Nevers. Recibe el nombre : Hermana María Bernarda

*      30 de octubre 1867, Profesión religiosa en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers

*      16 de abril de 1879 (miércoles de Pascua),  Muerte de Bernardita

*      14 de junio de 1925, Beatificación de Bernardita

*      8 de diciembre de 1933, Canonización de Bernardita por Pío XI en San Pedro de Roma

 

MENSAJE DE LOURDES

Se llama "Mensaje de Lourdes" a los gestos y palabras que intercambiaron la Virgen y Bernardita, en la Gruta de Massabielle, durante las 18 Apariciones, del 11 de febrero al 16 de julio de 1858. Para captar y comprender el "Mensaje de Lourdes", conviene conocer el contexto de las Apariciones.

El 11 de Febrero de 1858, Bernardita, su hermana y una amiga van a recoger leña por los prados y se acercan a la gruta de Massabielle, el "cubil de los cerdos". Por delante de la gruta pasaba un arroyo y el agua estaba muy fría. Las dos niñas más pequeñas, aunque llorando por el frío, cruzaron el arroyo; pero Bernardita no se atreve a causa del asma que padece. Oye una ráfaga de viento y nota que los árboles no se mueven; y entonces, en un hueco de la gruta, ve un resplandor y, en seguida, a una jovencita muy hermosa, de su misma edad, que le sonríe.

En tiempos de Bernardita, la Gruta era un lugar sucio, oscuro, húmedo y frío. La llamaban «el cubil de los cerdos », porque allí iban a resguardarse los cerdos que pastaban en los alrededores. Y allí justamente quiso aparecerse María, que es toda pureza, toda blancura, signo del amor de Dios e imagen de lo que Dios quiere realizar en nosotros. Existe, pues, un gran contraste entre esta Gruta obscura y húmeda y la presencia de María, la Inmaculada Concepción. He aquí ya un signo. Estamos de lleno en el Evangelio: El encuentro entre la riqueza de Dios y la pobreza del hombre. Jesús, que “viene a sentarse a la mesa de los pecadores”, porque, “vino a buscar lo que estaba perdido”.

El hecho de que María se apareciera en una gruta sucia y obscura, en un cubil de cerdos, en ese lugar llamado Massabielle, la peña vieja, es para decirnos que Dios viene a encontrarse con nosotros allí donde estamos, en medio de nuestras miserias, de nuestras causas perdidas.

La Gruta no es solamente el lugar geográfico de los acontecimientos; es también un lugar donde Dios hace signos para manifestarnos su amor. Es un lugar donde Dios quiere transmitirnos un mensaje, que no es otro que el del Evangelio. El centro del Mensaje de Lourdes es que Dios viene para decirnos que nos ama. Dios nos ama tal como somos, con nuestros éxitos y también con nuestras debilidades, nuestras heridas y nuestros fracasos.

En la tercera Aparición, el 18 de febrero, la Virgen habla por primera vez. A Bernardita que le tiende una hoja de papel y un lápiz para que escriba su nombre, la "Señora" replica: "lo que tengo que decirle, no es necesario escribirlo". Es una frase extraordinaria. Significa que Maria quiere entablar con Bernardita una relación del orden del amor, que se sitúa en el corazón. El corazón, en la Biblia, significa el centro de la personalidad, de lo que hay de más profundo en la persona. Bernardita abre su corazón a este mensaje de amor.

La segunda palabra del Virgen fue: ¿"Quiere usted hacerme el favor de venir aquí durante quince días?" Bernardita queda desconcertada Fue la primera vez que alguien me trató de usted, dirá luego. Y explicará esta expresión añadiendo: "Me miraba como una persona mira a otra persona". El hombre, creado a la imagen y a la semejanza de Dios, es una persona. Bernardita, sintiéndose así respetada y amada, experimenta el hecho de ser ella misma una persona. Todos somos dignos a los ojos de Dios; porque Dios ama a cada uno.

 

Tercera palabra de la Virgen: "No le prometo la felicidad de este mundo, sino la del otro". Existe el mundo de la violencia, de la opresión, de la mentira, de la sensualidad, del propio interés, de la guerra. Pero también el mundo de la solidaridad, de la justicia, de la disponibilidad y el servicio, del amor. Los dos mundos se dan en esta tierra. Cuando Jesús en el Evangelio nos invita a descubrir el Reino de los Cielos, nos invita a descubrirlo en este mundo en que vivimos, tal como es. Donde hay amor allí está Dios.

Tener la experiencia de Dios no es más que tener la experiencia del Amor, aquí en este mundo. A quien descubre esto va dirigida la alabanza de Jesús: "No estás lejos del Reino de Dios". Que es como decir: has sabido descubrir aquí abajo ese Reino y has fundamentado tu vida sobre ese Amor. Esa fue la promesa de Dios a Bernardita: No te prometo la felicidad de este mundo, sino descubrir ya aquí abajo el otro mundo. En ese sentido, Bernardita fue siempre profundamente feliz aquí abajo. Ese es el Reino de Dios.

Durante las siete primeras Apariciones, Bernardita aparecía con rostro radiante de felicidad, y de luz. Pero, entre la octava y la duodécima Aparición, todo cambia: la cara de Bernardita se vuelve dura, triste, dolorosa y sobre todo realiza gestos incomprensibles.

Va de rodillas hasta el fondo de la Gruta. Besa el suelo, sucio y asqueroso, de la Gruta. Come hierbas amargas. Escarba en el suelo y, por tres veces, intenta beber agua fangosa. Se embadurna la cara con esa misma agua embarrada. Luego mira a la gente y abre los brazos. Todos dicen al verla: "Está loca". Bernardita repetirá los mismos gestos durante cuatro Apariciones.¿Qué significa eso? ¡Nadie lo entendió! Con todo, estamos en el centro del "Mensaje de Lourdes".

Estos gestos son, en efecto, gestos bíblicos. Porque la "Señora" se lo pide, Bernardita remedando la Encarnación, la Pasión y la Muerte del Cristo.

Andar de rodillas hasta el fondo de la Gruta: es el gesto de la Encarnación, del descenso de Dios hasta el hombre. Y Bernardita besa la tierra para significar que ese descenso es el gesto del amor de Dios a los hombres.

Comer las hierbas que crecía al fondo de la gruta. Los hebreos, cuando querían significar que Dios había tomado sobre sí todas las amarguras y todos los pecados del mundo, mataban un cordero, lo vaciaban y lo llenaban de hierbas amargas; y pronunciaban sobre el cordero la fórmula siguiente: "Este es el Cordero de Dios, que toma sobre sí las amarguras y los pecados del mundo.

Embadurnarse la cara. El profeta Isaías nos habla del Mesías llamándolo el "Siervo sufriente" y dice: "No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas, ni belleza que agrade. Despreciado, deshecho de los hombres.., ante quien se vuelve el rostro..." Bernardita tiene la cara desfigurada por el barro. La gente la desprecia y dicen: "esta chica se ha vuelto loca".

 

En la 9ª aparición la Señora dice a Bernardita: “Vaya a beber y a lavarse en al fuente”. Bernardita va al fondo de la Gruta, escarba en el suelo y comienza a brotar el agua, primero sucia, después clara y limpia. Estos gestos nos desvelan el misterio del Corazón de Cristo: “Un soldado, con la lanza, les traspasó el costado y, al punto, brotó sangre y agua”.

Pero se nos revela también el corazón del hombre. La Gruta es, pues, el corazón del hombre. El corazón que Dios trata de liberar, por su amor, de todo barro de miseria, de todo pecado, de las hierbas amargas. Besando el suelo de la Gruta, Bernardita nos recuerda el encuentro de Dios con nosotros, como somos y donde estamos, porque en el fondo de nosotros mismos hay una fuente de agua viva. El corazón del hombre, herido por el pecado, está significado en las hierbas y el barro: Pro en el fondo del corazón está la vida misma de Dios, significada en la fuente.

Le preguntaron a Bernardita si la Señora le había hablado, si le había dicho alguna cosa y ella respondió: "Sí, la Señora repetía: Penitencia, penitencia, penitencia. Reza por los pecadores". Recordemos que "Penitencia" significa "Conversión". Para la Iglesia la conversión consiste, como Jesucristo lo enseña, en volver nuestro corazón a Dios y a los hermanos. Estamos en el centro del Mensaje de Lourdes: la oración y la penitencia nos hacen entrar en el Espíritu de Dios.

En la decimotercera Aparición, María dice Bernardita: "Vete a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión". Venir en procesión, significa caminar en esta vida, junto a nuestros hermanos. Construir una capilla. En Lourdes, se han construido capillas, para acoger a la muchedumbre de peregrinos. Pero estas capillas no son más que los signos de la comunión, basada en la caridad, a la que todos estamos llamados. La "capilla", es la "Iglesia" que debemos construir, allí donde estamos. En nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra parroquia, en nuestra diócesis. Durante toda su vida el cristiano construye la Iglesia viviendo la comunión con sus hermanos.

El 25 de marzo de 1858, día de la decimosexta Aparición, Bernardita va a la Gruta y, siguiendo la iniciativa del P. Peyramale, párroco de Lourdes, pide a la "Señora" que le diga su nombre. Bernardita le hace la pregunta plantea la cuestión por tres veces,. A la cuarta vez, la "Señora" le responde en bigurdán: "Que soy era Immaculada Counceptiou", "Yo soy la Inmaculada Concepción". Bernardita no entendió el sentido de esas palabras. Corrió enseguida junto al P. Peyramale, para comunicarle el nombre de la "Señora". El entendió que es la Madre de Dios la que se aparece a la Gruta de Massabielle. Más tarde, el obispo de Tarbes, Monseñor Laurence, lo declarará solemnemente.

El dogma de la Inmaculada Concepción, como lo enseña la Iglesia, significa que Maria fue concebida sin pecado, en virtud de los méritos de la muerte y resurrección de Cristo. Así, la Inmaculada Concepción es también la señal de aquello a lo que está llamado todo hombre regenerado por Dios.

 

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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