DIA NOVENO

MARIA Y EL SANTO ESCAPULARIO

 

1.- Salutación: Virgen del Carmen, queremos…

2.- Evangelio: Jn. 2,1-12

“Y como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice Jesús a su madre: “No tienen vino” Jesús le responde: “Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora” Dice su madre a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”. Palabra del Señor.

3.- Reflexiones:

a.- Pablo VI comenta: “Palabras, que en apariencia, se limitan al deseo de poner remedio a la incomoda situación de un banquete, pero que en las perspectivas del Cuarto Evangelio, son una voz que aparece como una resonancia de la formula usada por el Pueblo de Israel para ratificar la Alianza del Sinaí (cfr. Ex.19,8; 24,3.7; Dt. 5,27) o para renovar los compromisos (cfr. Jos. 24,24; Esd.10,12; Neh. 5,12), y son una voz que concuerda con la del Padre en la teofanía del Monte Tabor: “¡Escuchadle! (Mt.17,5) ” (PABLO VI,  Marialis Cultus, n.57, p. 57).

b.- En Juan el milagro es “signo”. Es la manifestación de Jesús que por intercesión de su madre María, anticipa en signo la hora de su glorificación definitiva. Es anuncio mesiánico del Reino de Dios, en que se da de beber el vino nuevo y bueno de la salvación. Tiene este pasaje evangélico resonancias eucarísticas ya que el vino se convierte en la sangre de Jesucristo, sangre derramada de la nueva alianza. Este banquete refleja el amor esponsal de Dios por su nuevo Pueblo de Dios, la humanidad que creerá en Cristo Jesús. La caritativa oración de María, la madre de Jesús, adelanta la “hora de Jesús”, es decir, la realización del signo. En este evangelio María aparece al principio y al final: en Caná, cuando Jesús comienza su actividad apostólica, y cuando  está al pie de la Cruz. Los dos  momentos de glorificación de Jesús, ahí esta su Madre. Este pasaje presenta a María como una mujer sensible a las necesidades del prójimo, en este caso los jóvenes novios, pero también demuestra la eficacia de su intercesión ante su Hijo. El pueblo de Dios ha comprendido esto y por eso desde siempre ha confiado en la oración de la Madre de Jesús y por esto es invocada como: Madre del Amor Hermoso, Madre de los Pobres y Desamparados;  en nuestra tierra es Decoro y Hermosura del Carmelo, Nuestra  Santísima Madre del Carmen, Reina y Patrona de Chile y Generala de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden. 

c.- El Concilio enseña:

“Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no añada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador” (Concilio Vaticano II, LG 62).

4.- Preces: Oremos al Padre por medio del Hijo en el Espíritu Santo.

María, Madre del Carmelo, escucha nuestra oración.

a.- Por nuestra Santa Madre la Iglesia, que en María ha alcanzado su perfección, que sus hijos resplandezcan por el ejercicio de una vida teologal comprometida con la realidad que nos toca vivir y aspiren a los bienes eternos. Oremos.

b.- Por toda la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, frailes, monjas de clausura y seglares comprometidos con nuestro carisma para que por intercesión de su Madre vivan en santidad de vida,  servicio a la Iglesia y esto redunde en abundancia de buenas y santas vocaciones. Oremos. 

c.- Por todos los Cofrades del Carmen para que imitando a María Santísima se distingan por su fidelidad al Evangelio de Cristo, servicio a los pobres y audaz propagación de la devoción al Santo Escapulario. Oremos. 

d.- Por todos los que llevan en su pecho el Santo Escapulario para que revestidos de Cristo y del hábito de la Virgen del Carmen vivan su consagración encarnando las virtudes cristianas de la humildad, castidad,  caridad y con su espíritu de oración alcancen la unión con Dios en el amor. Oremos.

e.- Por todos los que celebramos esta Eucaristía para que compartiendo la Palabra y el Pan de los fuertes nos podamos reunir en el banquete del Reino de los cielos después de haber dado un buen testimonio de  fe y amor a Dios y al prójimo en nuestra sociedad. Oremos.

f.- Por nuestros hermanos difuntos para que vivan en Cristo que los salvó, con María Santísima que los amó como hijos y con todos los Santos que con su intercesión y ejemplo les ayudan en la carrera a llegar a la meta y así alcanzar la palma y corona de la gloria sempiterna. Oremos

Oremos: Te suplicamos Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen del Carmen que nos entregó su Santo Escapulario para que en la vida nos proteja, en la muerte nos ayude y después de la muerte nos salve y alcanzar así su dulce compañía en el monte de la perfección que es Cristo, su Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

5.- Oración final para todos los días de la Novena “Oh Virgen Santísima del Carmen...”

6.- Canto final: Virgen del Carmen, bella...

7.- Sugerencias para tu oración personal.

-“¡Oh María, Reina y Madre del Carmelo! Vengo a consagrarme a Ti, pues toda mi vida quiere ser una continua acción de gracias por todas las  bendiciones como he recibido de Dios a través de tus manos. Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu Escapulario, te ruego que ores a tu Hijo para que  sostenga con su Espíritu mi fragilidad, ilumine con la fe y sabiduría las tinieblas de mi entendimiento, con la esperanza purifique mi memoria de toda posesión, que no sea la vida eterna y con la caridad,  encienda mi voluntad para amar a Dios y al prójimo y así, como buen hijo, glorificarte con una vida santa. El santo Escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mí prenda de tu particular protección en la lucha de cada día de modo que pueda ser piedra viva en tu Iglesia. Que en ella sea apóstol del Evangelio revestido de los sentimientos de Cristo y de tus virtudes. De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de tu humildad, castidad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración. ¡Oh Madre amabilísima!, sostenme con tu amor, a fin de mi camino de discípulo, me sea concedido un día cambiar tu Escapulario por el eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el Reino de tu Hijo. Así sea.

 

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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

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