VIAJE
APOSTÓLICO A URUGUAY, CHILE Y ARGENTINA CONSAGRACIÓN
DE CHILE A ORACIÓN DE SU
SANTIDAD JUAN PABLO II Santuario nacional de Maipú Viernes 3 de abril de 1987 1. Te bendecimos,
¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque
elegiste a María, desde antes de la creación del mundo, para ser santa
e inmaculada ante Ti por el amor. En previsión de
los méritos de Cristo, la redimiste y
constituiste Madre del mismo Redentor. Por virtud del Espíritu
Santo hiciste de Ella para siempre templo de tu
gloria, una nueva criatura, primicia de la nueva
humanidad. ¡Bendito seas por
siempre, Señor! 2. ¡Bendita Tú
entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto
de tu seno, Jesús! En Ti, la llena
de gracia, se refleja la bondad de Dios y el destino de
la criatura humana, para alabanza de
la gloria de su gracia con la que nos
enriqueció en su Hijo muy amado, que es nuestro
Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo. Tú, la humilde
sierva del Señor, eres el modelo de
los discípulos de Cristo que consagran su
vida a realizar la voluntad del Padre para la venida de su
reino. 3. ¡Santa María,
Madre de Cristo, Madre de Dios y
Madre nuestra! Bajo tu amparo
nos acogemos, a tu intercesión
maternal nos confiamos. Como Tú te
consagraste totalmente a Dios, nosotros,
siguiendo tu ejemplo y en comunión
contigo, nos consagramos a
Cristo el Señor; nos consagramos
también a Ti, nuestro modelo, porque queremos
hacer en todo la voluntad del Padre, y ser como Tú
fieles a las inspiraciones del Espíritu. 4. ¡Virgen del
Carmen de Maipú, Reina y Patrona
del pueblo chileno! A tu corazón de
Madre encomiendo y todos los
habitantes de Chile: los Pastores y
los fieles, todos los hijos de
esta nación. Que bajo tu
protección maternal, Chile sea una
familia unida en el hogar común, una patria
reconciliada en el perdón y en el olvido de
las injurias, en la paz y en el
amor de Cristo. Tú que eres enséñanos a ser
testigos del Dios vivo, del amor que es
más fuerte que la muerte, del perdón que
disculpa las ofensas, de la esperanza
que mira hacia el futuro para construir,
con la fuerza del Evangelio, la civilización del
amor en una patria reconciliada y en paz. 5. ¡Santa María
de Virgen del Carmen
y Madre de Chile! Extiende tu
escapulario, como manto de protección, sobre las
ciudades y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres y
mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos,
huérfanos y afligidos, sobre los hijos fieles
y sobre las ovejas descarriadas. Tú, que en cada
hogar chileno tienes un altar familiar, que en cada
corazón chileno tienes un altar vivo, acoge la plegaria de
tu pueblo, que ahora, con el Papa, de nuevo se consagra a Ti. Estrella de los
mares y Faro de luz, consuelo seguro
para el pueblo peregrino, guía los pasos de
Chile en su peregrinar terreno, para que recorra
siempre senderos de paz y de concordia, caminos de Evangelio, de
progreso, de justicia y libertad. Reconcilia a los
hermanos en un abrazo fraterno; que desaparezcan
los odios y los rencores, que se superen
las divisiones y las barreras, que se unan las
rupturas y sanen las heridas. Haz que Cristo
sea nuestra Paz, que su perdón renueve
los corazones, que su Palabra sea
esperanza y fermento en la sociedad. 6. ¡Madre de Inspira y
conserva la fidelidad a Cristo en la nación
chilena y en el continente latinoamericano. Mantén viva la
unidad de Haz que los
hombres de todos los pueblos, reconozcan su
mismo origen y su idéntico destino, se respeten y
amen como hijos del mismo Padre, en Cristo Jesús,
nuestro único Salvador, en el Espíritu
Santo que renueva la faz de la tierra, para gloria y
alabanza de Amén. |
Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant |