1.
Los signos en la
vida humana y cristiana
Vivimos en un mundo con cantidad de
realidades tomadas como símbolo: el rayo de luz, la llama de fuego, el agua
que brota... En la vida de cada día existe también gestos que expresan y
simbolizan valores más profundos: como el compartir la comida (signo de
amistad), el ponerse en fila para una manifestación (signo de
solidariedad), el estar todos en pie (respeto).
Como hombres tenemos necesidad de signos o
símbolos que nos ayuden a entender y vivir.
Como cristianos tenemos a Jesús, el gran don
y al mismo tiempo signo eterno del amor del Padre. El estableció la Iglesia, ella misma
como signo e instrumento de su amor. E incluso utilizó pan, vino, agua para
remontarnos a realidades superiores que no vemos ni tocamos: constituyó
signos capaces para dárnoslas verdaderamente, es decir los
Sacramentos.
En la celebración de los Sacramentos los
símbolos (agua, aceite, pan, imposición de las manos, anillos) expresan y
operan una comunicación con Dios, que se hace presente a través de tales
cosas concretas y cotidianas.
Además de los signos litúrgicos, existen en la Iglesia otros signos,
ligados a un acontecimiento, a una tradición, a una persona.
UNO
DE ESTOS ES EL ESCAPULARIO DEL CARMEN.
2.
Origen del Escapulario
En el Medioevo muchos cristianos querían
unirse a las Ordenes religiosas fundadas entonces:
Franciscanos, Dominicos, Agustinos, Carmelitas. Surgió un laicado asociado
a ellas mediante las Confraternidades.
Las Ordenes
religiosas trataron de dar a los laicos un signo de afiliación y de
participación en su espíritu y apostolado. Este signo estaba constituido
por una parte significativa del hábito: capa, cordón, escapulario.
Entre los Carmelitas se estableció el
Escapulario, en forma reducida, como expresión de pertenencia a la Orden y de compartir su
devoción mariana.
Actualmente el Escapulario de la Virgen del Carmen es un
signo aprobado por la
Iglesia y propuesto por la Orden Carmelitana
como manifestación del amor de María por nosotros y como expresión de
confianza filial por parte nuestra en Ella, cuya vida queremos imitar.
El "Escapulario" en su origen era
un delantal que los monjes vestían sobre el hábito religioso durante el
trabajo manual. Con el tiempo asumió el significado simbólico de querer
llevar la cruz de cada día, como los verdaderos seguidores de Jesús. En
algunas Ordenes religiosas, como el Carmelo se
convirtió en el signo de la decisión de vivir la vida como siervos de
Cristo y de Maria.
El Escapulario simbolizó el vínculo especial
de los Carmelitas a María, Madre del Señor, expresando la confianza en su
materna protección y el deseo de seguir su ejemplo de donación a Cristo y a
los demás. Así se ha transformado en un signo Mariano por excelencia.
3.
El Escapulario,
signo mariano
El Escapulario ahonda sus raíces en la larga
historia de la Orden,
donde representa el compromiso de seguir a Cristo como María, modelo
perfecto de todos los discípulos de Cristo. Este compromiso tiene su origen
lógico en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.
La Virgen nos enseña:
ü A vivir abiertos a
Dios y a su voluntad, manifestada en los acontecimientos de la vida;
ü A escuchar la voz
(palabra) de Dios en la
Biblia y en la vida, poniendo después en práctica las
exigencias de esta voz;
ü A orar fielmente
sintiendo a Dios presente en todos los acontecimientos;
ü A vivir cerca de
nuestros hermanos y a ser solidarios con ellos en sus necesidades.
ü El Escapulario
introduce en la fraternidad del Carmelo, es decir en una gran comunidad de
religiosos y religiosas que, nacidos en Tierra Santa, están presentes en la Iglesia desde hace más
de ocho siglos.
ü Compromete a vivir
el ideal de esta familia religiosa, que es la amistad íntima con Dios a
través de la oración
ü Pone delante el
ejemplo de los santos y santas del Carmelo con quienes se establece una
relación familiar de hermanos y hermanas.
ü Expresa la fe en el
encuentro con Dios en la vida eterna por la intercesión de María y su
protección.
En síntesis y en concreto
EL ESCAPULARIO
DEL CARMEN
NO
ES:
ü ni un objeto para
una protección mágica (un amuleto)
ü ni una garantía
automática de salvación
ü ni una dispensa para
no vivir las exigencias de la vida cristiana, al revés!
ES:
• un signo "fuerte" aprobado por la Iglesia desde hace
varios siglos, ya que representa nuestro compromiso de seguir a Jesús como
María:
ü abiertos a Dios y a
su voluntad
ü guiados por la fe,
por la esperanza y por el amor
ü cercanos al prójimo
necesitado
ü orando
constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las
circunstancias
ü un signo que
introduce en la familia del Carmelo
ü un signo que
alimenta la esperanza del encuentro con Dios en la vida eterna bajo la
protección de María Santísima.
4.
Normas prácticas
ü El Escapulario lo
impone una vez para siempre, un religioso carmelita u otra persona
autorizada.
ü Puede ser sustituido
por una medalla que represente por una parte la imagen del Sagrado Corazón
de Jesús, y por otra la de la Virgen. Esta medalla se bendice cuando se
cambia.
ü El Escapulario es
para los cristianos auténticos que viven conforme a las exigencias
evangélicas, reciben los Sacramentos y profesan una especial devoción a la Santísima Virgen
(expresada con el rezo cotidiano de al menos tres Ave Marías).
5.
Imposición del escapulario:
fórmula
Recibe este Escapulario, signo de una
relación especial con María, la
Madre de Jesús, que te comprometes a imitare.
Este Escapulario te recuerde tu dignidad de
cristiano, tu entrega al servicio del prójimo y a la imitación de María.
Llévalo como signo
de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo.
Estate dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a comprometerte en el
trabajo por la construcción de un mundo que responda al plan de
fraternidad, justicia y paz de Cristo.
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