![[Estampa religiosa de la Virgen del Carmen]](oraciones_archivos/image006.jpg)
SALUTACIONES
1ª. Madre mía del Carmen,
bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas,
porque me habéis dado vuestro Escapulario. Dios te salve, María, etc.
2ª. Madre mía del
Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de
alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois salud de mi alma. Dios te
salve, María, etc.
3ª. Madre mía del
Carmen, bendita seáis; los tronos, los santos y los justos os llenen de
alabanzas, porque con vuestro Escapulario me protegéis contra todos los
peligros. Dios te salve, María, etc.
4ª. Madre mía del
Carmen, bendita seáis una y mil veces; las dominaciones, los santos y los
justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me defendéis de
las tentaciones del enemigo. Dios te salve, Maria, etc.
5ª. Madre mía del Carmen
y Reina de mi corazón, bendita seáis; los querubines, los santos y los justos
os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois la paz y la
alegría de mi alma. Dios te salve, María, etc.
6ª. Madre mía del
Carmen, bendita seáis; los arcángeles, los justos y los santos os llenen de
alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo
vuestro. Dios te salve, María, etc.
7ª. Madre mía, madre de
mi corazón y Reina de mi amor, os doy mi alma, mi vida, mi corazón, y quiero
que os alaben las Virtudes y todas las criaturas, porque con vuestro
Escapulario me habéis infundido la esperanza de que os veré
en el cielo... No me dejéis, Madre mía. Dios te salve, María, etc.
ORACIÓN
¡Oh Virgen Santísima Inmaculada,
belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad
al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con
el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro
poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría,
aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales
gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.
Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia,
y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro,
para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS
Y OFRECIMIENTO
¡Oh Virgen Santa del
Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que
nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero
hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea
digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y
toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo
Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros
hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y
relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario,
y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amen.
ORACIÓN
PARA ALCANZAR SU AMOR
¡Oh Virgen del
Carmen, María Santísima! Vos sois la criatura más noble, la más sublime, la
más pura, más bella y más santa de todas. ¡Oh si todos os conocieran, Señora
y Madre mía, si todos os amaran como Vos merecéis! Pero me consuelo porque
tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de vuestra
bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a
todos los hombres y ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo, miserable
pecador, también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que Vos
merecéis; quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me
lo habéis de alcanzar, ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario
es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede
sino a los que eficazmente quiere salvar. Vos, pues, que todo lo alcanzáis de
Dios, conseguidme esta gracia: que mi corazón arda en vuestro amor, conforme
al afecto que Vos me mostráis; que os ame como verdadero hijo, ya que Vos me
amáis con el amor más tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el
amor aquí en la tierra, no me separe de Vos después en la eternidad. Amén.
ORACIÓN A LA BEATÍSIMA
VIRGEN DEL MONTE CARMELO
¡Oh piadosísima
Virgen! Vos, que nueve siglos antes de existir fuisteis vista en profecía por
el siervo de Dios nuestro Padre San Elías, y venerada por sus hijos allá en
el Carmelo... Vos, que en carne mortal os dignasteis visitarles y les
dispensasteis celestiales consuelos... Vos, que vigiláis siempre por la
virtuosa familia que tuvo por Superior a vuestro estimado hijo San Simón
Stock, por Padres y reformadores a la Seráfica Virgen
y mística Doctora Santa Teresa de Jesús y al esclarecido y extático San Juan
de la Cruz,
así como por una de sus dignísimas hijas a la ejemplar Esposa de Jesucristo
Santa María Magdalena de Pazzis, vuestra devotísima
sierva... Vos, que engalanasteis a dicha Orden con la estimable prenda del
Santo Escapulario.., y, en fin, Vos, que de tantas maneras habéis demostrado
vuestro cariñoso amor a los carmelitas y sus allegados, recibid benévola mi
corazón ardiente de fervoroso entusiasmo hacia la más pura de las criaturas y
la más candorosa de las madres. No permitáis, Señora, que el león rugiente
asuste mi espíritu en el camino de la perfección, y haced que logre arribar a
salvamento en la gloria, como lo habéis alcanzado de vuestro Divino Jesús
para los que, invocándoos con fe e imitando vuestras virtudes, murieron
píamente con vuestra enseña. Amén.

ORACIÓN
DE CONSAGRACIÓN
Soberana Virgen del
Carmen, Madre común de todos los fieles, pero muy en especial de los que
visten vuestro Santo Escapulario: alcanzadme a mi, que soy uno de vuestros
privilegiados hijos, que viva castamente todos los días de mi peregrinación
por este mundo, que muera bajo vuestro manto maternal, y, si Dios me
destinase a expiar mis pecados en el Purgatorio, sacadme de allí cuanto antes
con vuestra poderosa intercesión, cómo lo habéis prometido a todos aquellos
que se adornan con el escudo e insignia de los predilectos hijos del Carmelo.
¡Oh dulcísima María! Defensa en los peligros, prenda de vuestro amor
singular, y pacto de eterna alianza con vuestros hijos, llamasteis a vuestro
Santo Escapulario. Que nunca, pues, se rompa este pacto por el pecado, ¡oh
Madre mía querida!; y en prueba de mi fidelidad perpetua, yo me ofrezco todo
a Vos, y consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y todo mi ser; y
pues soy todo vuestro, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Amén.
POR LAS
ALMAS DEL PURGATORIO
¡Virgen Santa!
Durante toda mi vida habéis sido mi tierna Madre; Vos me habéis obtenido gracias
sin número en todos los peligros y en todas mis penas, y Vos no me
abandonaréis en la hora terrible de mi muerte. Mas hoy os pido una gracia
especial, como bondadosa consoladora de los afligidos, y es la de que tengáis
piedad de las desgraciadas almas que el reato de culpas retiene cautivas en
el fuego del Purgatorio. Vos, amantísima Reina del Carmelo, me habéis
permitido que os llame mi buena y dulce Madre: sedlo también de las
infortunadas almas por las cuales yo suplico a vuestro corazón tan compasivo.
Dejaos conmover por mis lágrimas y mis plegarias, para que los sufridos
lamentos que parten de aquel lugar de tristeza y de miseria lleguen hasta
Vos, y, cual piadosa medianera entre Dios y las almas que están allí
detenidas, obtener su pronta liberación. Esta es la gracia que os solicito
¡oh Madre de Dios! y que os ruego concedáis á vuestros hijos.
No dejéis de utilizar
el poder que se dignó concederos vuestro Unigénito Hijo, especialmente en el
día vuestro del sábado. Amén.
ORACIÓN
POR LOS ENFERMOS
¡Amantísima Madre
mía, María Santísima del Carmen! ¿A quién sino a Vos, que sois la salud de
los enfermos, el consuelo de los afligidos y el amparo de los desvalidos, he
de acudir en esta extrema necesidad en que me hallo? Vos bien sabéis, Madre
mía, que por la divina voluntad de Dios llevo padeciendo tanto tiempo con
esta penosa enfermedad, sin que hasta ahora haya podido encontrar consuelo en
los médicos de la tierra; antes, al contrario, mis sufrimientos van
aumentando de día en día, mientras siento agotarse mis escasas fuerzas y me
va faltando la necesaria paciencia para soportarlos.
Espero de vuestro
bondadoso corazón ¡oh María! que os compadeceréis de mi, y que me otorgaréis
la salud de que carezco, pues no en balde cubro mi pecho con vuestro Sagrado Escapulario,
que es prenda de vuestra amorosa protección y universal medicina en las
enfermedades del espíritu y del cuerpo. En retorno de esta gracia, que no me
negaréis, yo os consagro mi alma con todas sus potencias, mi cuerpo con todos
sus sentidos; en una palabra, todo mi ser, para que Vos dispongáis de mí como
cosa que os pertenece. Si Dios Nuestro Señor, en sus altos juicios, no
quisiere darme la salud que por vuestra mediación le imploro, porque tal vez
convenga para su gloria y mi propia salvación el que yo sufra y padezca con
esta enfermedad, entonces os pido, Madre mía, que me alcancéis de Su Divina
Majestad la virtud de la paciencia, para que con ella pueda sobrellevar mis
padecimientos con la resignación propia de un buen cristiano, y por medio de
ellos purificarme por completo de todos mis pecados a fin de conseguir la
gloria eterna. Amén.
ORACIÓN
POR LOS ENFERMOS
¡Amantísima Madre
mía, María Santísima del Carmen! ¿A quién sino a Vos, que sois la salud de
los enfermos, el consuelo de los afligidos y el amparo de los desvalidos, he
de acudir en esta extrema necesidad en que me hallo? Vos bien sabéis, Madre
mía, que por la divina voluntad de Dios llevo padeciendo tanto tiempo con
esta penosa enfermedad, sin que hasta ahora haya podido encontrar consuelo en
los médicos de la tierra; antes, al contrario, mis sufrimientos van
aumentando de día en día, mientras siento agotarse mis escasas fuerzas y me
va faltando la necesaria paciencia para soportarlos.
Espero de vuestro
bondadoso corazón ¡oh María! que os compadeceréis de mi, y que me otorgaréis
la salud de que carezco, pues no en balde cubro mi pecho con vuestro Sagrado
Escapulario, que es prenda de vuestra amorosa protección y universal medicina
en las enfermedades del espíritu y del cuerpo. En retorno de esta gracia, que
no me negaréis, yo os consagro mi alma con todas sus potencias, mi cuerpo con
todos sus sentidos; en una palabra, todo mi ser, para que Vos dispongáis de
mí como cosa que os pertenece. Si Dios Nuestro Señor, en sus altos juicios,
no quisiere darme la salud que por vuestra mediación le imploro, porque tal
vez convenga para su gloria y mi propia salvación el que yo sufra y padezca
con esta enfermedad, entonces os pido, Madre mía, que me alcancéis de Su
Divina Majestad la virtud de la paciencia, para que con ella pueda
sobrellevar mis padecimientos con la resignación propia de un buen cristiano,
y por medio de ellos purificarme por completo de todos mis pecados a fin de
conseguir la gloria eterna. Amén.
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