LA ANUNCIACION

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

LA  ANUNCIACION

 

"He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"

 

Lucas 1, 26-27

 

“Y al sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de la Virgen era María.”

 

“Y al sexto mes”. El ángel fue enviado a María en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista, este corresponde según la cristiandad antigua al mes de Marzo, y se ha fijado como fecha el 25 de ese mes. Nueve meses más tarde, el 25 de Diciembre es la fecha de nacimiento de Jesús. El porque de esa fecha, es algo de la divina sabiduría.

 

“El Angel Gabriel fue enviado por Dios” Digno principio de la restauración humana ha sido lo que hizo Dios al enviar a un Angel a la Virgen, que sería consagrada con un parto divino. Porque la primera causa de la perdición humana fue que la serpiente fuese enviada a la mujer por el espíritu de la soberbia y la maldad.

 

A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel San Gabriel, Lucas lo designa por su propio nombre. Gabriel, viene por una parte de Gabri, que es “mi hombre”, el que se entiende como hombre fuerte o protector, y El, que es Dios, entonces se considera que Gabriel es “mi protector es Dios”, también se le traduce como “fortaleza de Dios”. Por la fortaleza de Dios había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes, venia a salvar a los hombres.

 

“Enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret”, Ciudad de Galilea (Mt. 2:23) donde moraban José y María (Lc. 2:39). Nazareo, significa coronado, de la corona de la flor, y se entiende también como consagrado, así se denominaban a los hombres o mujeres que era puesto aparte para Dios.

 

“A una virgen desposada”

 

San Agustín dice: “Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz a Aquel que en su nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues, que nuestro Redentor naciese, según la carne, de una Virgen por medio de un milagro insigne para dar a entender que sus miembros debían nacer de la Iglesia virgen, según el espíritu.”

 

San Jerónimo dice: “Con razón se envía un ángel a la Virgen, porque la virginidad es afín de los ángeles. Y ciertamente, vivir en carne fuera de la carne, no es una vida terrestre, sino celestial.”

 

San Juan Crisóstomo dice: “No anuncia el Angel a la Virgen después del parto, para que entonces no se turbe en demasía, sino que le habla antes de la concepción. No en sueños, sino presentándose de una manera visible. Porque como había de recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne antes del cumplimiento.”

 

Lucas, dice dos palabras muy exactas en su definición, “Virgen” y “Desposada”. La primera denominación, “Virgen”, para que conste y no quepa la menor duda, que ella no conocía ninguna unión con un varón, esto es pura y sin mancha, y la segunda, “Desposada”, para que conste que desconocía la unión marital y  para que quedase ilesa de la infamia de una virginidad manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de corrupción.

 

Quiso Dios, la posibilidad que algunos dudasen de su nacimiento, pero no de la pureza de su Madre. Sabía que el honor de una Virgen es delicado y la reputación del pudor es frágil. Entonces no estimó conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase con las injurias de su Madre. Es entonces como tenemos la más amplia convicción, de que la Santísima Virgen fue íntegra por su pudor, así su virginidad es inviolable en toda opinión.

 

San Ambrosio no comenta: “No convenía dejar a las vírgenes que viven en mala reputación esa apariencia de excusa, es decir, que la Madre misma del Señor pareciese difamada. ¿Qué se hubiera podido reprochar a los judíos y a Herodes si hubiese parecido que perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo hubiera podido decir El mismo: "No vine a destruir la ley, sino a cumplirla" (Mt 5,17), si hubiese parecido comenzar por una violación de la ley, que condena el parto de la que no está casada? ¿Qué, por otra parte, da más fe a las palabras de la Virgen y remueve todo pretexto de mentira? Madre, sin estar casada, hubiera querido ocultar su falta con una mentira. Pero casada, no tenía motivo para mentir, puesto que la fecundidad es el premio y la gracia de las bodas. Tampoco es pequeña causa que la virginidad de María engañase al príncipe del mundo, el cual, viéndola desposada con un hombre, nada pudo sospechar respecto de su parto.”

 

“Con un varón que se llamaba José” Esta claro, que si María, no hubiera tenido esposo, la habladuría sería mayúscula. Conocemos la debilidad de lo hombres, el comentario malicioso, la mala fe, la incredulidad, entonces Dios, se sirve del marido, como un seguro testigo del pudor de su desposada, he ahí, un hombre justo.

 

“De la casa de David y el nombre de la Virgen era María". Se refiere directamente a los dos como miembros de la misma familia o tribu, así era como estaba mandado por le ley Judía.

 

María en Sirio, significa Señora, sin embargo la definición del significado de la palabra María en hebreo que más me agrada, es la que quiere decir “estrella del mar”, referido a la luz del astro, y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz constante por los siglos.

 

Lucas 1, 28-29

 

“Y habiendo entrado el Angel donde estaba María, le dijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres": Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.”

 

“Y habiendo entrado el Angel donde estaba María”. Allí estaba María, no estaba en el bosque, ni el campo, ni en la montaña, estaba en su habitación, sola y solo un ángel sabía donde encontrarla, donde están las mujeres como ella, donde ningún hombre llega. Aquí no se produce una conversación animada y distendida, entre dos o más persona, es algo muy digno, es un ángel que viene a anunciar.

 

"Dios te salve, llena de gracia”. No vino como en el caso de Eva a señalar un castigo como los dolores del parto  a causa del pecado, viene a desterrar la tristeza, viene a anunciar la alegría, vine con gozo, sus palabra son una composición poética que alaba a la Virgen María.  Así el ángel anuncia con razón la alegría a la Virgen, diciendo: "Dios te salve" y para ratificar que es digna de ser desposada, dice: "Llena de gracia".

 

San Jerónimo, nos comenta: “Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se distribuye con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo. Ya estaba con la Virgen quien le enviaba su ángel y el Señor se anticipó a su enviado. No pudo ser contenido en un lugar, Aquel que está en todas partes; de donde sigue: "El Señor es contigo".

 

“El Señor es contigo”, San Agustín, dice:“Más que contigo, El está en tu corazón, se forma en tu seno, llena tu espíritu, llena tu vientre.”

 

Este es el complemento de todo el mensaje: El Verbo de Dios como Esposo que se une de una manera superior a la razón, como engendrando El mismo y siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza humana.

 

“Bendita tú entre las mujeres". A saber, una sola entre todas las mujeres, pero también para sean bendecidas en ella todas las mujeres que imitaran por siempre su santidad y su ejemplo de madre, como los hombres serán bendecidos en su Hijo, que seguirán sus enseñazas y lo imitaran. Todo un cambio nos trae Dios, porque así como por medio de una mujer y un hombre entraron en el mundo el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por un hombre vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos.

 

“Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.”

 

Normal en toda mujer inocente y pura, turbarse, esto es una pequeña alteración por la sorpresa, alguien entro sin aviso a su habitación, como dijo San Ambrosio. “Temblar es propio de las vírgenes, y el sobresaltarse cuando se acerca un hombre y temer todo trato de los hombres. Aprended, vírgenes, a evitar toda licencia de palabras. María se conturbaba hasta de la salutación del ángel.”

 

Comprendamos la situación de María, ella sabía de las apariciones de los ángeles, por eso no se turbo por su presencia, en los apócrifos se dice que de niña fue alimentada por los ángeles, ella se turbo “con las palabras de el”, como dice el Evangelio,  por tanto me inclino a considerar que fue por el pudor y la prudencia de la Virgen y su alma.

 

Entonces, oída la alegre noticia, examinó lo que se le había dicho y no se resiste abiertamente por incredulidad, tampoco se somete al punto por ligereza, Por esto continúa Lucas diciendo: "Y pensaba qué salutación sería ésta", un saludo que nunca hasta ese minuto había oído nadie jamás, pues estaba reservada solamente para María.

 

Lucas 1, 30-33

 

“Y el Angel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: he aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y se llamará Hijo del Altísimo, y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".

 

Y el Angel le dijo: "No temas, María, Como había visto que la Virgen se había turbado con aquella salutación no acostumbrada, la llama por su nombre, como si la conociese más familiarmente, y le dice que no debe temer.

 

También podemos opinar que trato de decirle: No he venido a engañarte, sino más bien a dar la absolución del engaño. No he venido a robarte tu virginidad inviolable, sino a preparar tu seno para el autor y el defensor de la pureza. No soy ministro de la serpiente, sino enviado del que aplasta la serpiente. Vengo a contratar esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues, no la dejó atormentarse con alarmantes consideraciones, a fin de no ser juzgado como ministro infiel de su negociación.

 

“Porque has hallado gracia delante de Dios”. Quien merece gracia delante de Dios, nada tiene que temer.

 

¿Cómo puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de la humildad? “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.” (1 Pe 5,5)

 

La Virgen encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia alma con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación agradable. Y no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que también custodió su conciencia inmaculada.

 

“He aquí que concebirás en tu seno” .Muchos habían encontrado gracia antes que ella; y por lo mismo añade lo que es propio de este caso.

 

La palabra "he aquí" denota la prontitud y la presencia, insinuando con dicha palabra que la concepción se había celebrado al instante.

 

Severo de Antioquía dice: "Concebirás en tu seno" para demostrar que el Señor toma carne del mismo seno virginal y de nuestra sustancia. Vino, pues, el Verbo Divino a limpiar la naturaleza humana, el parto y el origen de nuestra generación. Por eso, sin pecado y sin concurso de hombre, es concebido en carne y llevado en el vientre nueve meses como nosotros.”

 

“Y parirás un hijo” Y como acontece especialmente que es concebido el Divino Espíritu y ella da a luz al Espíritu de salvación, según anunciara el profeta. No todos son como María, que cuando conciben al Verbo del Espíritu Santo, lo dan a luz. Hay de aquellos que abortan al Verbo antes de dar a luz (Lc 22), y hay de aquellos que tienen a Cristo en su seno pero que todavía no lo han formado.

 

“Y  llamarás su nombre Jesús.” Somos testigos que la expectación del parto infunde un cierto temor a las mujeres, en este caso, el anuncio de un parto dulce apaga esa aprehensión de temor cuando se dice: "Y llamarás su nombre Jesús". La palabra Jesús quiere decir Salvador. La venida del Salvador es el alejamiento de todo temor. "Tú lo llamarás", dice el ángel, porque no lo hará el padre, porque carece de padre en cuanto a la generación humana, así como carece de madre respecto de la generación divina.

 

Este nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la natividad de su carne, según aquello del Profeta: “Y te Será dado un nombre nuevo, que la boca de Dios Otorgará.” (Isaías 62,2)

 

“Este será grande”. Seguro, porque no se asemejara a nadie, San Juan fue grande como hombre, pero en este caso será grande como Dios. Consideremos entonces la grandeza de nuestro Salvador, como el más grande.

 

“Y se llamará Hijo del Altísimo.” No somos nosotros los indicados a poner un nombre, es El Padre, quien conoce a su hijo quien lo hace, el sabrá muy bien quien será Jesús, como cuando nos dice "Este es mi hijo muy amado". (Mt 17,5) Existe desde la eternidad, aunque ahora para nuestra inteligencia se manifiesta su nombre. Y por esto dice "será llamado", no "será hecho" ni "será engendrado", porque ya antes de los siglos era consustancial esto es de la misma naturaleza o esencia al Padre. Concebirás, pues, a Este, serás su Madre. Tu vientre virginal contendrá a Aquel que vendrá a enseñarnos el mayor acto de amor y generosidad, el darlo todo por nosotros.

 

“Y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".

 

Para que se sepa con claridad que el que había de nacer de Virgen era el mismo Cristo que los profetas prometieron que nacería de la descendencia de David.

 

Sin embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José, aunque descendía de la misma línea de parentesco que la Virgen, de la cual el Unigénito del Padre tomó la forma humana.

 

"Y su reino no tendrá fin". Sólo Dios puede reinar eternamente. Por esto sucede que aunque se diga que toma el trono de David por la encarnación, en cuanto Dios es reconocido como Rey eterno, así como hoy que reina sobre muchos y finalmente reinará sobre todos porque todas las cosas le están sometidas (1Cor 15).

 

Lc 1,34-35

Y dijo María al Angel: "¿Cómo se hará esto, porque no conozco varón?"

 

San Ambrosio nos comenta que: Ni María debió rehusar de creer al ángel, ni usurpar temerariamente las cosas divinas. Por eso se dice: "Dijo María al ángel: ¿Cómo se hará esto?" Esta respuesta fue más oportuna que la del sacerdote. Esta dice: "¿Cómo se hará esto?" y aquél dijo: "¿Cómo podré saber esto?". Aquél se niega a creer y parece como que busca otro motivo que confirme su fe, éste no duda que debe hacerse, puesto que pregunta cómo se hará. María había leído (Is 7,14): "He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo" y, por tanto, creyó que iba a suceder. Pero no había oído antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni aun al Profeta- cómo aquello se había de llevar a cabo. Tan gran misterio debía ser proclamado, no por la boca de un hombre, sino por la de un ángel.

 

Consideremos  también las palabras de la purísima Virgen María. El ángel le anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que ésta podría mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso dice: "Porque no conozco varón".

 

El conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento la sabiduría de nuestro Señor; también la noticia de su grandeza; el cumplimiento de sus mandatos; los caminos que conducen a El y la unión nupcial, como aquí se entiende.

 

San Gregorio Niseno, dice que estas palabras de la Virgen son indicio de aquellas que encerraba en el secreto de su inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin de tener cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se le hablase de concepción, puesto que esperaría ser madre un día según la ley de la naturaleza? Mas como su cuerpo, ofrecido a Dios como una hostia sagrada, debía conservarse inviolable, dice: "Puesto que no conozco varón". Como diciendo: Aun cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón, esto parece imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo marido? A José sólo lo conozco como esposo.

 

Y respondiendo el Angel, le dijo: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, “

 

El ángel, le aclara a María, que no tenga dudas, entonces le explica su misión inmaculada y el parto inefable, porque no se puede explicar con palabras,  como si le dijese: No te fijes en el orden natural cuando se trata de cosas que traspasan y superan el orden de la naturaleza. Tú dices: "¿Cómo se hará esto, puesto que no conozco varón?" Pues por lo mismo que no conoces varón sucederá esto, porque si hubieras conocido varón, no serías considerada digna de este misterio. No porque el matrimonio sea malo, sino porque la virginidad es más perfecta.

 

Este era el Plan de Dios, el quiso que Jesús, participase con nosotros en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común entre nosotros el nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo sin que aquélla se uniese a un hombre.

 

San Gregorio Niseno, dice:“¡Cuán bienaventurado aquel cuerpo que por la exuberante pureza de la Virgen María se vinculó a sí mismo el don del alma! En cada uno de los demás, apenas el alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu Santo; mas ahora la carne resulta ser la mansión del Divino Espíritu.”

 

"La virtud del Altísimo te hará sombra". La virtud del Rey altísimo es Cristo, formado en la Virgen por la venida del Espíritu Santo.

 

Por las palabras: "Te hará sombra", se significan las dos naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con la luz y con el cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz incorpórea había de tomar cuerpo en las entrañas de la Virgen, oportunamente se dice que la virtud del Altísimo le haría sombra, esto es, en ti el cuerpo de la humanidad recibirá la luz incorpórea de la divinidad. Se dice también esto a María por el dulce consuelo dado por el cielo.

 

“Y por eso el fruto santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios”

 

Aquí tenemos una gran diferencia con nosotros los hombres, porque a diferencia de nuestra santidad que la conseguimos con nuestra vida, Jesucristo nace Santo. Así es como, aunque nos hagamos santos, no nacemos santos. Jesus, es aquél verdaderamente ha nacido  Santo, que no ha sido concebido de unión carnal alguna.

 

El ángel, ha mencionado en estas frases a toda la Santa Trinidad, ha nombrado al  Espíritu Santo,  al Hijo y al Altísimo, ciertamente el Dios Padre.

 

Lucas 1, 36-38

 

"Y he aquí que Isabel, tu pariente, también ella ha concebido un hijo en su vejez. Este es el sexto mes a ella, que es llamada la estéril, porque no hay cosa imposible para Dios". Y dijo María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Y se retiró el Angel de ella.”

 

"Y he aquí que Isabel, tu pariente”. Como lo que se ha dicho superaba a lo que la Virgen podía comprender, el ángel habló de cosas humildes, para persuadirla por medio de cosas sensibles, y por ello le dice: "Y he aquí que Isabel, tu pariente".

 

“También ella ha concebido un hijo en su vejez”, dando a entender su incapacidad natural. Prosigue: "Y está en el sexto mes". No anunció desde el principio el embarazo de Isabel, sino después de transcurridos seis meses, a fin de que el embarazo sirviese de prueba.

 

“Porque no hay cosa imposible para Dios" Así pues, recibe el ejemplo de la anciana estéril no porque haya desconfiado de que una virgen pueda dar a luz, sino para que comprenda que para Dios todo es posible, aun cuando parezca contrario al orden de la naturaleza.

 

Y dijo María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Estamos ante la gran humildad de María, mujer de gran devoción, el Señor sabía que elegía muy bien, ella va ser la madre del Redentor del Mundo, la madre del Salvador, la madre del Príncipe de la Paz, entonces dijo: "He aquí la esclava del Señor”,  “He aquí la sierva del Señor". Se llama sierva la que es elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan inesperada. Porque la que había de dar a luz al manso y al humilde de corazón, debió ella misma manifestarse humilde. Llamándose también a sí misma sierva, no se apropió la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacía lo que se le mandaba. Es así como dice: "Hágase en mí según tu palabra", "He aquí la sierva del Señor", es su disposición a cumplir con su oficio. "Hágase en mí según tu palabra", es el deseo que concibe. Y se retiró el Angel de ella.

 

Cada cual puede admirar las palabras de Nuestra Madre la Virgen María de distinta forma, unos la prontitud de su obediencia, otros su disposición a cumplir, otros la humildad, otros el gran amor por Dios, yo he admiro y aprendí de ella el deseo de que se cumpla la voluntad de Dios.

 

María, madre mía, eres dueña de mi corazón

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant