PALABRAS DE LA VIRGEN AL INDIO JUAN
DIEGO
Juan Diego, el más pequeño de mis
hijos,
sabe que soy la siempre Virgen María,
Madre del verdadero Dios, por quien
se vive.
Deseo vivamente que se me construya
aquí un templo
para mostrar y prodigar en él
todo mi amor, compasión, auxilio y
defensa
a todos los moradores de la tierra,
y a aquéllos que me aman y buscan
y solicitan mi amparo
y me llaman en sus trabajos y
aflicciones
para darle
consuelo y alivio.
No se te turbe tu corazón
ni te inquiete cosa alguna,
no temas la enfermedad,
ni los acontecimientos penosos,
ni e dolor.
¿No estoy aquí que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra y amparo?
¿No soy vida y dulzura?
¿No estás acaso en mi regazo
y corres por
mi cuenta?
¿Tienes necesidad de otra cosa?
Guadalupe, México, 1555
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